Tiempo de reflexión |
Editorial junio 2014 | Liber Trindade |
En el mes de mayo no sacamos la edición de Al día. Fue un mes donde todos estaban abocados a las elecciones internas, las encuestas intentan manipular la opinión pública y decidimos mantenernos al margen, este es un mensuario que se hace con esfuerzo y dedicación para estar ahora nuevamente junto a ustedes. Pasaron unas nuevas internas, una nueva elección donde el voto no es obligatorio y prácticamente dos tercios de la población optó por no pasar por un circuito, de esta manera no hizo uso de su derecho al voto. Luego se hace énfasis en todos los años en que no se permitió votar en este país, pero tampoco se aprovecha la oportunidad de poder hacerlo libremente. No hubo excusas para disimular esta falta de votantes, tal vez haya sido el día más soleado y con una temperatura agradable en muchísimas elecciones, sin embargo cualquier domingo muestra más movimiento en la calle que ese día. Parece quedar al descubierto lo poco que la gente entiende la importancia de una elección interna, donde no solo quedan en carrera los candidatos a presidente por cada partido, sino que se define el orden en que irán en las listas los candidatos a diputados y senadores, por lo menos en las reglas actuales que están usando los partidos tradicionales. Ahora cuando tanta gente ve esta película de afuera es el caldo de cultivo ideal para todos aquellos que nada han hecho para llegar a estar primeros en la línea de largada. Creo que simplemente con analizar los resultados y el nuevo orden que quedó en las filas de Vamos Uruguay entenderán lo que quiero decir. La interna allí la ganó la lista 102000 (3.626 votos), encabezada por el diputado Guillermo Facello, muy célebre por haber aparecido en el informe de Santo y seña como uno de los diputados que solo aparece para firmar la tarjeta, quien según otro informe es de los legisladores que no presentó un solo proyecto de ley en cinco años, tal vez porque su función en La Española requiere más dedicación, o que se lo pregunten quienes lo votaron, tal vez simplemente optaron por un número que tiene peso histórico sin mirar quiénes la integran. En segundo lugar quedó la lista 101010 (3.504 votos), del diputado Fernando Amado, archienemigo de la lista 102000 por haber escrito el libro El padrino, donde cuenta la vida de Óscar Magurno y su forma de hacer política. El tercer lugar le pertenece a la lista 1085 (3.317 votos) del senador Ope Pasquet, al aplicarse la cuota de género, el mejor legislador del partido Colorado pasaría al cuarto lugar en la lista de diputados y la mujer que ocuparía el tercer lugar sería la señora de Óscar Magurno. Con esa delantera, ¿a alguien le pueden quedar dudas de la importancia que tiene ir a votar y de que se revuelca por el piso el eslogan de Pedro Bordaberry del «nuevo partido Colorado»? Claro, este es el análisis que hago de Vamos Uruguay y como simple ejemplo, pero podemos aplicar el mismo razonamiento al resultado en todos los partidos, igual una nueva oportunidad solo tendremos en otros cinco años, pero allí la gente ya se habrá olvidado de esto y optará por comer otro asado en casa, para que otros elijan por ellos. Pero rápidamente todo el tema electoral desapareció para dar paso al Mundial Brasil 2014, con un fantasma dando vuelta en la cabeza de muchos. No cabe dudas de que en Uruguay se respira fútbol, y la selección es la Selección Nacional, que ha hecho paralizar a un país, que ha unido a nuestra gente y que ha logrado sacar a la calle a miles y miles de banderas uruguayas, esa que todos adoramos por ser la más linda del mundo, ha hecho cantar con el alma nuestro Himno Nacional, que con su fuerza en las canchas recorrió el mundo por ser el cantado con más pasión, tal vez este nuevo Mundial ha hecho mantener esa llama que se encendió en Sudáfrica 2010. Qué contarles de este Mundial si cada uno lo vivió a pleno, en su casa, en el bar, prendido de alguna vidriera, pero sin duda es el gran momento para un tiempo de reflexión, porque si no simplemente la historia mostrará que estuvimos entre los mejores dieciséis del mundo, cosa que no es menor y que ya representa un triunfo, porque también debemos aprender a festejar segundos puestos y puestos 16, el mundo tiene más de 7.000 millones de habitantes y acá 3 millones siguen escribiendo las páginas de la historia. Sin duda nos dejó una gran enseñanza y es cómo a veces el esfuerzo colectivo se diluye ante casos puntuales o que involucran a una sola persona de un lado y a todo el corporativismo económico del otro. Ya ingresando a cuartos de final hemos visto cómo todas las selecciones van de la mano de una estrella, cuando estas no están iluminadas sus selecciones lo han sentido, sin sus momentos explosivos otro hubiese sido el resultado y Uruguay no escapó a esa regla. Nos pasó con Forlán en el 2010, y Luis Suárez era su sucesor para este 2014. Sufrimos su ausencia contra Costa Rica, que comenzó a hacerse revelación frente a nosotros y nos dio un revolcón, para que llegáramos a jugar contra Inglaterra y apareciera un Luis Suárez que hizo llorar a tres millones, de emoción, pero tributando lágrimas a la entrega, a la superación, a la rebeldía, al dejar el alma en la cancha y permitirnos soñar, liberar nuestros cuerpos con gritos desaforados. Luego vino Italia y un nuevo grito colectivo, por la entrega de todo un equipo, por once uruguayos en la cancha empujando y empujando, para que un faraón nos hiciera emocionar y activar en nuestro ADN ese instinto que parecía que habíamos perdido, que sí se puede, para luego de la euforia pasar a un profundo silencio e incertidumbre, porque un uruguayo se había equivocado, comenzando todo un debate de lo correcto e incorrecto, de las especulaciones, las conspiraciones, el poder, la moralina, etcétera. Lo cierto es que nos merecemos este tiempo de reflexión, para idolatrar a un jugador y para ayudar al ser humano y comprender cómo estamos, a lo que están expuestos nuestros gurises, la gente de trabajo, los emprendedores. Desde el momento en que vimos la primera repetición del incidente en la cancha todos sabíamos que Luis Suárez había mordido y habíamos levantado un centro para que nos clavaran contra un ángulo, pero todo eso comenzaba a desnudar la realidad en la que vivimos o simplemente exponerla más ante los ojos de todos, hasta los que parecen vivir adentro de un zapallo. Un uruguayo se equivocó y la impoluta FIFA le cayó con los dos pies en plancha y aplicó luego bastante moralina en gel sobre la lesión, nueve fechas de suspensión, cuatro meses sin pisar la cancha, más de 100.000 dólares de multa y no pudo extraditarlo a Marte porque el nuevo platillo que lanzaron esta semana al espacio no lleva tripulación todavía. Ahora, no por exagerada la medida deja de pasar esto todos los días, en mayor o menor medida el mundo lo maneja el poder económico, la corrupción política y todos necesitan de chivos expiatorios. Dicen que la sanción fue tan dura porque la defensa equivocó su estrategia y no reconoció el error del jugador en el momento. Habría que ver cuánta gente está procesada o ha pasado en prisión porque otros profesionales han equivocado la estrategia. Acá el mensaje debe ser bien claro para nuestros gurises, más allá de que somos humanos con nuestros errores, debemos caminar bien derechitos, porque el castigo puede ser cruel. La acción de un hombre puede hacer delirar a un país, pero también su error puede hacerlo sucumbir en el bajón. Tal vez siempre prediqué esto, porque recuerdo mi adolescencia, los problemas económicos que sufríamos, y al comenzar a trabajar a los trece años lo que siempre tuve claro es que debía apartarme de los problemas, evitar el alcohol, el cigarro, porque todo eso te hace más vulnerable y la vida es bastante cuesta arriba como para regalarse, pero bueno, hasta aquí llegué a los cuarenta y tres años sin haber probado lo que es el whisky, pero no sin seguir escribiendo para mostrar la realidad que pasa ante mis ojos y la de mucha gente que necesita una mano. Lo digo cada día, debemos dar lo mejor de nosotros a diario, estar atentos a los problemas humanos para extender una mano, conversar, hacer entender el resultado de nuestras acciones, no minimizar los problemas, porque en definitiva nos afectan a todos como sociedad. Yo solo destaco lo importante que sería para nuestro país criar y cuidar a tres millones de Luis Suárez, el Luis que juega en la emergencia del hospital, el Luis que da clases en la escuela, el Luis que levanta paredes, el Luis que cuida los animales en el campo y ese Luis que está a nuestro lado, que es parte de nuestro equipo. Ya sabemos para dónde vamos, definitivamente caminemos todos juntos. || |
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