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En medio de severos cuestionamientos, está en construcción la planta regasificadora.

Desde hace ya unos meses comenzó la construcción de la planta regasificadora en lo que fueran predios del ex Frigorífico Nacional. La planta a instalarse en puntas de Sayago, y que debería de ayudar a cambiar la matriz energética del país, está siendo severamente cuestionada tanto en sus aspectos ambientales como en la concreción del negocio mismo con la empresa Gaz de France, dado que los compromisos de utilización de gas por parte de todo el aparato productivo del país y su expansión para el uso doméstico y de locomoción no podrían absorber lo que esta planta produciría, encareciendo notoriamente el precio, ya que los contratos establecen la obligatoriedad de un consumo mínimo mensual/anual, que no estamos en condiciones de absorber.
La realidad es que a mi criterio personal el Uruguay tarda y enlentece demasiado sus procesos de crecimiento embarcado en discusiones ideológicas partidarias y en chicanas políticas de los gobiernos de turno que terminan retrasando el crecimiento, que es tan necesario para vastos sectores de la población. La obra pública, al decir de José Batlle y Ordóñez, generadora de trabajo, de oportunidades, que trae progreso, no puede ser tan demorada por intereses que terminan siendo muy mezquinos.
En el año 1998, Ancap comenzó, bajo el directorio del economista Eduardo Ache, la concreción del gasoducto Buenos Aires-Montevideo, a un costo de más de 200 millones de dólares, porque era un combustible más limpio, más barato, no contaminante, y podría traer beneficios. Allí hubo inconvenientes con Ute, una increíble discusión entre dos entes del Estado, con visiones contrapuestas, incluso demoraron la concreción y puesta en marcha de la obra… Pero sobrevino lo imprevisto, terminada la obra, el gas de Buenos Aires, con los problemas del 2001 y la consecuente crisis, no llegó. Allí quedaron enterrados sueños, proyectos e ilusiones, una terminal en Casablanca, Paysandú, y otra en Montevideo… Lo que debería de ser motivo de orgullo terminó siendo un problema con el advenimiento del gobierno argentino de Néstor Kirchner, sus tarifas «domésticas» crearon una demanda interna muy grande en su país, tanto de gas como de petróleo y energía eléctrica, y en el año 2006-2007 el gas escaseó, Argentina se comió sus recursos energéticos exportables, la producción disminuyó a consecuencia de las tarifas, y lo primero que hizo fue cerrar la llave de paso al Uruguay y a Chile. Varios encuentros binacionales, y del Mercosur, con la presidenta Michelle Bachelet y el Dr. Tabaré Vázquez por nuestro país, tomaron la decisión de instalar una regasificadora en nuestro mar territorial que produciría gas para la venta en territorio argentino y uruguayo. La obra anunciada con bombos y platillos por ambos gobiernos no llegó nunca a concretarse, primero Vázquez y Kirchner, a pesar de las papeleras, luego Vázquez y Cristina, y finalmente Cristina y Mujica en tres oportunidades, hasta que por fin el Gobierno uruguayo tomó la decisión de construirla solo a costa del Uruguay.

En el ínterin el Gobierno de Chile de la mano de Michelle Bachelet comenzó la construcción de una regasificadora, que continuó su sucesor Sebastián Piñera, hoy ya de vuelta en el poder Michelle Bachelet acaba de inaugurar la tercera regasificadora, la más enorme de América Latina… Y nosotros seguimos en veremos, la obra cuestionada ya comenzó, y está muy bien hacerla, el país la necesita. Que se controlen sí todos los aspectos ambientales, como el fiscal Dr. Enrique Viana viene sosteniendo, o los controles del «negocio», como dice el Dr. Salle —que lo llama la «rejodificadora»—, o como se oponen algunos políticos opositores, pues lo consideran un mal negocio; lo que no podemos es seguir dilatando, esperando por afinidades ideológicas que entramparon al Frente Amplio con el Gobierno argentino de los Kirchner, que claramente nos está perjudicando. Estuve allí, en donde la planta se está construyendo, y me asombró ver maquinaria del Ejército trabajando en los terrenos, ya que la obra fue adjudicada a una empresa privada. En ese predio el Dr. Jorge Luis Batlle Ibáñez en un remate público adjudicó los terrenos para la construcción de un puerto al grupo Moon. Al comenzar las obras, la población de la zona se opuso y el Dr. Tabaré Váquez, junto a Víctor Rossi en el anterior Gobierno, llegaron a un acuerdo y pagaron al grupo Moon 39 millones de dólares, quedando nuevamente el Estado con los terrenos. Es allí que hoy se va a instalar —se está ya construyendo— la regasificadora, que sí debe construirse, y Uruguay dará un salto en la concreción de su matriz energética que será de calidad, y puede colaborar en la mejora de la calidad de vida de toda la población.

Está también lo que los trabajadores de la pesca artesanal reclaman —los mismos que se oponían al grupo Moon— y hoy están siendo recompensados económicamente por las pérdidas que pudieran tener por la formación de nuevos muelles y las grandes dársenas… Uruguay debe de seguir creciendo. Las paradojas de la historia, que quienes se oponían a las concesiones en el Gobierno de Batlle o al gasoducto, sean hoy años después quienes realicen obras que estaban ya planificadas, y que solamente hayan retrasado el progreso que el país tanto requiere… Paradojas de la historia. ||