| Abuso policial en el Prado |
| Liber Trindade |
Un trabajador que se dedica al traslado de vehículos está estacionado frente al Rosedal, esperando su próximo llamado, hasta que llegan tres individuos de particular y uno con chaleco antibalas con la leyenda «Policía». |
Unos meses atrás tomé una fotografía de un auto que estaban desguazando en Malvín Norte y la publiqué en Facebook. En menos de dos horas la foto fue compartida seiscientas veces y enseguida se hizo presente el dueño del auto en el terreno, junto a la compañía aseguradora. Sobre las 11 de la noche asistió un camión de auxilio de la compañía a retirar el auto que estaba en un lugar complicado y le di una mano al operario para retirarlo, incluso le presté mi linga de acero para poder llegar y lo acompañé en todo el proceso, ya que la guardia policial una vez que llegó el dueño se retiró. Ayer este funcionario a quien conocí en aquella oportunidad me contactó para relatarme una situación que le había tocado vivir días atrás. |
«Me sacaron los documentos, me sacaron el dinero... Agresivamente, "bajate, bajate". Quince minutos hostigándome. |
La semana anterior a semana de Turismo, este trabajador que se dedica al traslado de vehículos hace base unos minutos frente al Rosedal del Prado, a metros de la base de Narcóticos. Mientras espera algún llamado al que concurrir desarrolla su hobby, toma fotografías del entorno, de aquellos elementos que le llaman la atención con su cámara semiprofesional. En ese momento ve cómo se detiene una camioneta particular con matrícula AAG 4618, modelo H1, con vidrios oscuros, de la cual descienden tres individuos de particular y uno con uniforme con chaleco antibalas y la leyenda Policía. Inmediatamente le dicen en tono agresivo «bajate», «¿qué estás haciendo?». Le sacan su cámara y le dicen «mirá, sos un degenerado, mirá las fotos que tomás, ahí hay una pareja besándose». Al bajarse, sube uno de los individuos al camión, toma la mochila, la rompe para abrirla, la saca para afuera, la da vuelta sobre la caja, le saca la riñonera, le saca la billetera, toman la agenda y le sacan todo, revisan cada hoja, durante unos quince minutos lo indagan. En todo ese tiempo aumentaba el nerviosismo del trabajador, ante tanta presión, se sentía estar en medio de una dictadura. Tomaron nuevamente su cámara, miraron todas las fotos y le borraron el contenido de su memoria, hasta que uno a lo lejos pegó el grito «no tiene nada» y le dijeron «mirá que no te queremos ver nunca más por acá». Inmediatamente el trabajador se va a la seccional 7ª. Lo reciben dos funcionarios, una mujer y un hombre. Les explica lo sucedido, les da el número de matrícula y ambos funcionarios van a averiguar adentro. A los pocos minutos viene el hombre y le dice en voz baja «no se te ocurra ir a hacer la denuncia a Narcóticos, andate directo al Ministerio del Interior, no digas nada». Atrás viene la mujer y le dice «te está esperando el sargento en Narcóticos, entrá por la puerta del costadito que te están esperando allí». «Ni loco iba a ir hasta Narcóticos», dice el trabajador. Se fue al Ministerio del Interior, a Asuntos Internos, donde le tomaron la denuncia, una abogada le tomó la declaración, pero sintió que iba a quedar en la nada. El trabajador aún recuerda la impotencia que sintió, el atropello del que fue objeto, y solo busca hacerlo público para que se investigue, que no le vuelva a pasar a él ni a otro ciudadano, y nos dice «tengo treinta y nueve años, esposa, hijos, nunca estuve en una comisaría más que para hacer un trámite». || |
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Casos similares «Según me dijo un expolicía lo hacen porque cobran coima, yo te paso lo que me dijeron hoy. Te cuento cómo fue. »Me dirigía hacia un local cuando vi que cerca de las cebras de Camino Maldonado y Rafael había una moto, con su ocupante y dos agentes, aparte de otro civil. Se me ocurrió sacar foto por los accidentes que siempre pasan ahí y seguí mi camino. Estando dentro de un comercio se acerca un agente y me pide me retire de este. Estando fuera, me pidió los documentos, los cuales no los tenía, le dije se los traigo, me dio un rotundo no. Me dijo ¿usted es periodista? No, fue mi respuesta, a lo cual él responde bueno, debe borrar esas fotos que sacó, usted no puede sacar fotos, es un delito, si no lo hace tendrá que venir detenida. »Le dije si ya no estábamos en un país libre, me respondió tiene alguna queja, me acompaña y lo habla con el comisario. »Para ahorrarme el ir las borré, le pedí su nombre y no me lo dio. Sin decir más nada luego de verificar que las fotos fueran borradas se fue y se subió al móvil que estaba a unos metros. »Dichas fotos se sincronizaron a la PC antes de ser borradas, por eso las recuperé. »Esto me mandó un contacto que dice [tener un vínculo con una autoridad] de Policía: “Hola, ya vi la foto y saqué el numero de matrícula del móvil policial y se los pasé [...]. Quedate tranquila, por lo que me dijo estaría coimeando al de la moto, por eso fue la presión hacia ti, pero que él se iba a ocupar personalmente, que iba a quedar como una denuncia anónima, así no te involucra a ti”». || |
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