Cambiar por cambiar o cambiar para que cambie |
Jorge Castro Latorre |
Montevideo necesita un cambio, pero quien aspire a ganar deberá responder a la pregunta ¿ganar para qué? |
Estamos asistiendo desde hace ya largos meses a encuentros formales e informales entre políticos del Partido Colorado y políticos del Partido Nacional para buscar caminos de encuentro que posibiliten mediante alguna forma la presentación conjunta de ambos en Montevideo. Se habla de acuerdos programáticos, de tres candidatos, de lema común, de lema accidental, etcétera. La prensa en forma abundante realiza entrevistas a diferentes líderes partidarios de ambas colectividades, producen además escritos en las redes sociales, hay quienes fuertemente se oponen a tal posibilidad, hay quienes la consideran imprescindible para ganar la elección municipal del 2015. Jorge Gandini en el Partido Nacional lanzó su propia candidatura hace ya largos meses y viene trabajando recorriendo toda la ciudad, muy activo, con encuentros permanentes, anuncia sus movidas barriales, en las cuales muchas veces nos encontramos. Jorge Larrañaga, el líder de su sector, se negaba siquiera a la posibilidad de realizar algún tipo de acuerdo que uniera las dos colectividades, pero la fuerza de los hechos le cambió la postura, y hoy Larrañaga está dispuesto a discutir las formas y a llegar a entendimientos. Así lo hizo saber en varios programas radiales. El Partido Colorado presenta una realidad muy diferente, no tiene referentes dentro del departamento que se ocupen, preocupen y propongan cambios en la estrategia de reconquistar Montevideo, una ciudad capital que fue prácticamente realizada por gobiernos colorados, ya que el Partido Nacional tan solo ganó en capital y Gobierno de 1959 a 1963, en aquellos años con una muy fructífera gestión por el entonces consejo que brillantemente dirigiera Daniel Fernández Crespo, realizando allí el viaducto de Agraciada, el túnel de 8 de Octubre y el ensanche y prolongación de José Batlle y Ordóñez, ex Propios. Es decir, gobiernos acostumbrados a hacer realmente obra pública y generar cambios. Todo esto sin dudas está jalonado por una previa, el fracaso absoluto del gobierno del Frente Amplio en Montevideo, luego de veintitrés años de gestión, abultado déficit, con una ciudad que se cae de mugre, descuidada, con desorden en el tránsito, con sus fuentes de agua sin funcionar, con clientelismo político, lleno de ONG que tercerizan todas las funciones municipales, con un proceso de descentralización que a nadie sirvió, solo a los cargos rentados de dirección, generando más burocracia, y sin solucionarles los problemas a los vecinos, retrasando obras, generando los presupuestos participativos, destinados a reclutar gente en una maquinaria de propaganda hacia la propia gestión de la Intendencia, los concejos vecinales, foros de discusiones eternas, que generan militancia partidaria y prebendas, los cabildos abiertos, un derroche de dinero destinado al autobombo de los alcaldes, que se proyectan a otros cargos dentro del escenario político, basurales endémicos, gastos superfluos en actividades propias de otras áreas del Estado y no de las municipales... Hasta aquí las necesidades del cambio, ahora, ¿para qué el cambio? Tiene que existir un proyecto creíble, posible, realizable, que enamore a los montevideanos, que los ilusione, pero que se les cumpla, y no será con fáciles eslóganes de campaña, ni con afiches bonitos, o candidatos tuneados, debe de tener sustancia y contenido, debe de ser claro, y que toda la ciudadanía comprenda el mensaje, no juntarse para ganar. ¿Ganar para qué? Qué harán con los centros comunales, que harán con la basura, qué pasará con la financiación del Carnaval, con la enorme flota de vehículos que deambulan por la ciudad, qué pasará con las ferias vecinales, qué se hará con las policlínicas de salud, qué sucederá con la cartera de tierras, cómo se erradicarán los asentamientos, qué pasará con la limpieza del Pantanoso y el Miguelete, qué postura tendrán con respecto a patentes y a vehículos que funcionan sin seguridades, qué actitud tomarán con los hurgadores, los carritos, la tracción a sangre, cuántos inspectores de tránsito, qué controles efectuarán… Tenemos hoy una ciudad sin orden, funcionando deficientemente. Cuál será la política para las dobles filas, los estacionamientos, las zonas de carga, qué pasará con el Mercado Modelo, qué tareas encararán para el ensanche de Bvar. Artigas y Luis Alberto de Herrera, qué pasara con los corredores de buses que se están llevando a cabo, cuál será el financiamiento del boleto, cómo se hará, seguirán con el subsidio en el precio del gasoil, cuál será la política de espacios públicos y áreas verdes, el arbolado de la ciudad, qué actitud tomar con las casas durante décadas abandonadas, los huecos del Centro, Ciudad Vieja, Cordón y otras zonas en las que quedan vacíos enormes y expulsan a barrios marginales o periféricos carentes de servicios. Qué pasará con los escenarios deportivos, propiedad de la Intendencia, el Velódromo, sus fines, sus propuestas, las propiedades municipales cedidas a particulares. Estas y muchas otras cosas deberán de planificarse, decirse, hablárseles a los ciudadanos. Debemos de estar informados, saberlo. Montevideo requiere un gran cambio, hacia allí debemos dirigirnos, ¡pero debemos de saber qué cambios y para qué! || |
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