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Días pasados los uruguayos hemos visto una serie de episodios lamentables que atentaron contra la Suprema Corte de Justicia y el principio de separación de poderes.

Días pasados los uruguayos hemos visto una serie de episodios lamentables que atentaron contra la Suprema Corte de Justicia (SCJ) y el principio de separación de poderes.

No pretendo abordar como tema de la política, sino como de educación ciudadana, teniendo en cuenta lo que aprendí en Artigas con la profesora Elvira Baranzano sobre la independencia del Poder Judicial.

Imaginémonos a los adolescentes que están cursando secundaria, a quienes les enseñan el principio de separación de poderes y un día ven en los informativos que el Parlamento cursa una citación a los señores ministros de la SCJ a los efectos de que concurran a brindar explicaciones sobre el traslado de un juez letrado. ¡Pobres muchachos! No entenderán nada sobre nuestro sistema, que los docentes dicen que es republicano y democrático y que por lo tanto vivimos en un Estado de derecho.
Pero además de ese mencionado atropello, también la prensa oficialista le pega de forma alevosa a los señores ministros por el traslado de la jueza Mariana Mota y por las declaraciones de inconstitucionalidad del impuesto a la tierra (ICIR [Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales]), entre otras.

El pasado 15 de febrero cientos de personas arengados por políticos del Gobierno de turno y algunos dirigentes del PIT-CNT impidieron el funcionamiento de la Suprema Corte de Justicia, hecho que fue denunciado por la Corporación. Se han tomado las medidas pertinentes y eso está en manos de un juez penal competente.

Hubo gente de la coalición de izquierda que hoy nos gobierna que le atribuyeron a los miembros del máximo órgano judicial (SCJ) un paralelismo con los crímenes de la dictadura.

Sin dudas, la situación que se dio fue grave y desde filas del partido de Gobierno se ha dado un golpe de Estado parlamentario. La Suprema Corte jamás puede ser controlada por otro poder del Estado, es así en todos los países democráticos.
Esta gente que realizó esos atropellos, que tanto rememora el golpe de Estado y la dictadura cada 27 de junio, esa misma gente que debe dar el ejemplo resulta que ahora son totalitarios y respetan a la justicia solo cuando es funcional al Gobierno, la respetan solo cuando falla a favor.

Esa gente pretende darle soluciones políticas a los problemas y así pretenden burlarse del Estado de derecho y nuestra Constitución. Si siguen en esa postura de desviar el orden jurídico y primar lo político vamos a andar muy mal. La gente que nos gobierna debe dar el ejemplo a los gobernados, a los ciudadanos, aquí entra también la educación en valores cívicos y conciencia cívica, lo que aprendí en mi liceo con las profesoras Elvira Baranzano y Teresa Juana Gonçalvez y no me olvidé jamás.

Pero gracias a Dios tenemos ministros de la Suprema Corte con fuertes principios, tienen los pantalones bien puestos y eso es una bendición para nuestro país y ellos sí dan el ejemplo a los ciudadanos. Con la postura de no concurrir al Parlamento han demostrado ser nuestros garantes y protectores de nuestro Estado de derecho y personalmente me enorgullece tener a esos ciudadanos allí. Ellos han demostrado tener independencia técnica e ideológica y sobre todo que hacen valer el principio de separación de poderes.

Un semanario izquierdista durante la pasada semana ha publicado como portada (carátula) una foto de los cinco miembros de la SCJ, sentados en la mesa de trabajo, detrás de la balanza que simboliza la Justicia. Arriba, con letra grande y llamativa dice «Los Cortesanos». Lo dice de manera despectiva y con la más absoluta falta de respeto y consideración. Los que están allí en esos lugares se lo ganaron; están allí por sus méritos, por la actuación en sus brillantes carreras, ningún ministro de esos ha entrado a dedo como muchos que hoy nos gobiernan. Y que conste que fueron designados por la mayoría especial de votos de la Asamblea General que consagra el artículo 236 de nuestra Constitución; dos de ellos fueron nombrados durante el Gobierno de Tabaré Vázquez y tres durante este actual Gobierno de José Mujica.
Todos los años, el actual presidente de esa corporación, el Dr. Jorge Ruibal, acompañado de otro miembro, visita nuestra ciudad [Artigas]. Siempre viene a realizar la visita carcelaria, habla con los fiscales y jueces, habla con los abogados, con la policía y con todos los actores involucrados en el sistema penal y penitenciario. Siempre ha demostrado ser un funcionario judicial conocedor del interior del país y de la realidad de los ciudadanos. Está por dentro de todo el acontecer nacional. Este hombre no trabaja encerrado entre cuatro paredes, este hombre sale para ver y conocer su país; es hombre dotado de ciencia y conciencia, dos piezas claves para ejercer un cargo de esa naturaleza.

Repito, me siento orgulloso de esos cortesanos, no por el hecho de que un día juré frente a ellos defender la Constitución como abogado, sino como ciudadano. Sí, como un simple ciudadano que puede dormir tranquilo porque esa gente está allí para salvaguardar nuestros derechos, deberes y garantías que deben estar siempre presentes en nuestra convivencia en sociedad.