América baila al ritmo del samba
Jorge Castro Latorre
 

El Mercado Común del Sur nació de las necesidades de Brasil de renegociar su estructura comercial con Argentina en momentos de dificultades financieras y de inserción internacional luego de la caída del Muro en 1989.

Paraguay y Uruguay se sumaron a la propuesta, que en principio no era para ellos, pero aquí Brasil vio una oportunidad más de tener un férreo control del comercio en su radio de influencia. Todo marchaba muy bien para las economías más chicas, pero los efectos de la globalización, sumados a las crisis del tequila, 94-95, la del efecto dragón en Asia del 95-97, la rusa del 98, efecto vodka, la del propio Brasil, efecto Samba, del 98-99 y la posterior de Argentina, 2001-2002, terminaron por enrarecer todo el panorama comercial de la intrazona. A ello debemos sumar la concreción de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que naciera luego de la Ronda Uruguay del GATT en la primera administración de Julio María Sanguinetti. Pero Brasil, de la mano de Fernando Henrique Cardoso y de Inácio Lula da Silva, después comenzó a crecer y jugar en las ligas mayores. En ese ínterin el Gobierno de Jorge Batlle logra formalizar un acuerdo de libre comercio con México, con la anuencia de Brasil, que no se opuso, preocupado en su propia inserción. Cuando en el 2006 Tabaré Vázquez en nuestro país intentó hacer un tratado de libre comercio con Estados Unidos, de inmediato el canciller brasileño Celso Amorim viajó a Uruguay a reunirse con el entonces canciller Gargano y el propio Vázquez, anunciando la negativa de Brasil a dicho acuerdo.

Los relevos presidenciales en el continente fueron haciendo importantes cambios políticos, Evo Morales en Bolivia, quien realizara una formidable campaña en contra de las multinacionales y el imperialismo, debió de serenar sus ánimos y acordar con Brasil, el hermano mayor dueño de sus pozos petroleros y sus reservas de gas. En Paraguay asume Lugo con las bendiciones de sus amigos de izquierda, pero al intentar recuperar sus caudales eléctricos de las represas y cobrar un precio justo, adivinen con quién negoció, sí, con Brasil, dueño de parte de las represas y custodio de las tarifas, las que necesariamente deben de ser bajas, pues de allí toda la industria de San Pablo se beneficia. Ecuador con Correa también tuvo que renegociar contratos con Brasil y controlar la frontera común que tienen en el Amazonas.

Argentina, la hermana díscola, cierra sus puertas, pero también debe inclinarse ante el hermano mayor, Repsol YPF tenía sus contratos con Petrobras, por lo cual, más allá de la expropiación, los norteños tienen también parte de la cuota petrolera y de recursos argentinos. Colombia también es controlada por el hermano mayor, ya que en la intermediación permanente de Brasil las acciones guerrilleras de las FARC encuentran un freno y un mediador ineludible en Itamaraty, que viene marcando los ritmos, frenó según sus intereses los acuerdos del Mercosur con la Unión Europea, trancó fuerte y ahora tampoco se llegó a un acuerdo del bloque con China, el gigante asiático deberá esperar y previamente acordar con Itamaraty.

Nos queda el caso de Venezuela, las acciones del comandante Hugo Chávez Frías, en un primer momento desacomodaron a los brasileños, quienes veían en la polarización Venezuela-Estados Unidos una fuente de conflictos que en nada los beneficiaban, hasta que resolvió traer al díscolo comandante a su territorio. Una vez formalizada la Unasur es Brasil quien tiene las llaves de la Unión Sudamericana, es Brasil quien decide ya con prescindencia del Imperio del Norte, que no se desentiende de lo que pasa, simplemente sus intereses primarios están en otro hemisferio y aquí en América Brasil se encarga de disciplinar el barrio, como le gusta a nuestro Presidente, mientras espera confiado el apoyo americano para entrar definitivamente al grupo de naciones que tienen las Naciones Unidas en el Consejo de Seguridad, anhelo que se les ha venido postergando. Mercosur y después, como dice el tango, luego de los sucesos paraguayos y la entrada de Venezuela, Brasil firmó convenios comerciales con Argentina, Uruguay, Venezuela, Perú, Colombia, Ecuador y Bolivia. Tan solo Piñera en Chile, que comercializa con todo el mundo, no está en las primeras líneas de acción de Itamaraty, pero los trasandinos supieron amoldarse dentro de la Unasur y no representan molestia alguna. El imperio de Pedro I está en marcha, e Itamaraty bien se encarga de ello, y así se lo hace saber a sus vecinos, lo del título, América baila al ritmo del samba...

 
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