Descentralización
Walter Alfaro
 

Fueron electas en el 2010 las autoridades del ejecutivo y legislativo departamental y las del llamado tercer nivel de gobierno (los municipios) en todo el país.

A partir de la puesta en vigencia de la ley 18.567, fueron electas en el 2010 en acto simultáneo las autoridades del ejecutivo y legislativo departamental y las del llamado tercer nivel de gobierno (los municipios) en todo el país y en nuestra capital.

En Montevideo fueron electos ocho concejos municipales (en adelante CM), correspondientes a zonas de equivalente población aunque muy distinta extensión territorial mediante votación universal y obligatoria, optando el elector por la lista de su preferencia entre las presentadas por los diversos partidos políticos. El primer candidato de la lista más votada fue proclamado alcalde en cada municipio. Proporcionalmente a la cantidad de votos obtenidos se completó la integración de cada CM con cuatro integrantes más que se sumaron al alcalde mencionado.

Los montevideanos no votaron con entusiasmo la nueva estructura. Solo un 30% incluyeron listas para la elección de los CM. Estos organismos, que nacieron con ese magro apoyo, disponen sin embargo de una gran capacidad de relacionamiento con los habitantes de su territorio. Su estrecha y diaria relación con el funcionamiento de los centros comunales zonales y con los concejos vecinales (electos por votación de los vecinos) lo hace posible y ese fue el espíritu del legislador cuando aprobó la ley de su creación.

El mal funcionamiento actual, que conduce a frustraciones de los vecinos que no ven solucionados sus reclamos, no nos debe hacer perder de vista la potencialidad de la herramienta. La culpa no es de la herramienta sino de quien la maneja.

Si el CM, liderado por un alcalde ejecutivo y eficaz, resulta capaz de aglutinar la expresión de los vecinos, atento al funcionamiento de los concejos vecinales, a las necesidades e inquietudes de las fuerzas vivas de su territorio, administrando adecuadamente los escasos recursos de que dispone, puede ser un referente inmediato y cercano de las reivindicaciones de los vecinos, facilitando y agilitando el encaminamiento de los mecanismos de resorte departamental.

Hasta ahora no ha sido así. La fuerza política que gobierna Montevideo no ha sido capaz de manejar esta herramienta en beneficio de la población montevideana.

Repetimos: la culpa no es de la herramienta sino de quien la maneja. Más allá de los ajustes que sean necesarios para lograr un mejor funcionamiento, la descentralización es una realidad instalada, que, bien administrada, será beneficiosa para lograr una gestión departamental que hasta ahora, en manos del frenteamplismo, es desastrosa.

 
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