Ley de responsabilidad penal empresarial |
Liber Trindade |
No alcanza con decir que existe una ley para evitar nuevas muertes. |
Nuevamente la ciudad de Montevideo se convirtió en un basural. De la misma manera en que un marino en medio del océano, mire en la dirección que mire, verá agua, en nuestra ciudad hacia donde miráramos por estos días solo veíamos basura. El Partido Comunista recibió un poco de su propia medicina, la primera muerte de un obrero luego de la aprobación de la nueva ley se produjo justo en la órbita de la compañera Ana Olivera. Quién puede decir que no le interesa la vida, la integridad física de los trabajadores, ahora, el circo político del Partido Comunista es otra cosa bien distinta, es simplemente el uso de situaciones dramáticas como la pérdida de la vida de trabajadores para hacer su negocio, hacer trepar a sus sindicalistas y generar las negociaciones internas en el Frente Amplio, de la misma forma que hicieron colocar una heladera al frente de la Intendencia, porque eso estaba en el sentir de los frentistas, ganamos hasta poniendo una heladera. Aquí la población fue una vez más la rehén, ante una muerte, un paro, lo mismo que pasa con el transporte cuando han matado a un chofer, antes de investigar, de descubrir que hay funcionarios que tenían problemas particulares con terceros que terminaron con un desenlace fatal, paga la población quedando a pie. Con la basura sucede lo mismo, muere un funcionario y antes de saberse el motivo, que perfectamente pudo ser un infarto, se acciona la herramienta del paro de actividades, le sumamos un fin de semana y es el festín de las ratas. Este fue el caso de la muerte de un funcionario de la usina número 3 que cayó a una fosa, no era un niño de catorce años al que los patrones despiadados suben a un andamio a veinticinco metros de altura en un tablón podrido, como argumenta el Sunca [Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos] para defender la ley, era un funcionario de trayectoria, con más de treinta y siete años al servicio de la Intendencia, que trabajaba en un área respecto de la cual el sindicato dice que había presentado varias denuncias en el Ministerio de Trabajo por la falta de condiciones, e incluso dice que si el funcionario contaba con un arnés se salvaba. Hablan de las condiciones que tiene que tener un trabajador para trabajar a más de dos metros de altura, pero ¿dónde queda el sentido común en cada muerte? Se puede hacer un reglamento con las dimensiones de un camión, pero todo esto cambia automáticamente cuando este camión está al borde de una fosa de dos metros de profundidad, por tanto parece lo más lógico no hacer tareas de mantenimiento cuando este se encuentra en ese lugar. Mientras no se aplique el sentido común, no se estimule el sentido de supervivencia, de respeto para con uno mismo, las muertes seguirán pasando, no da solo con decir que ahora existe una ley, en el peor de los casos paga un patrón con cárcel, la vida de un trabajador luego de la muerte no se devuelve. El que deberá poner las barbas en remojo es el propio Estado, que tiene casi 300 000 empleados, deberá ver sus protocolos. Aparte de este episodio que involucra a la Intendencia, podemos recordar la muerte de un limpiavidrios en el Ministerio de Trabajo, o la explosión que sucedió en el mismo lugar con heridos mientras se hacía una reforma. El paro es una buena herramienta pero si se usa bien, acá el gran responsable de este fallecimiento también es el sindicato Adeom, porque está asumiendo que hizo las denuncias ante el riesgo de muerte y solo hizo un paro luego de ocurrida. Los paros deben servir para evitar muertes, no para llorar muertos. || |
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