Un modelo que no merece discusión |
Alexandra Haberl |
Pocos han analizado por qué los saqueos han sido posibles. La respuesta debería estallarnos en la cara. |
Hoy estuve buscando una imagen que represente cabalmente lo que yo di en llamar «algo mucho más profundo» y por fin la encontré... En realidad no sabía qué buscaba, mientras lo hacía. Córdoba ayer ardió. Fue el exponente de algo que se viene gestando desde hace varios años. La Argentina se ha vuelto un país irracional, un país del ellos y el nosotros, no es más un país de hermanos. Todo otro ha mutado en un enemigo: el miedo es irracional. Ahora, pocos han analizado el por qué esto es posible y la respuesta nos debería estallar en la cara, es posible porque en la Argentina no hay orden, no hay respeto alguno por nada, no hay a quién respetar... Unos sacan valijas por Ezeiza o las esconden en bodegas y otros se cargan al hombro un plasma. Unos no tienen nada, ni futuro y otros desparraman discursos grandilocuentes, discursos de inclusión a la hora del voto y de odio a la hora de construir poder. Y la gente, la que algo tiene se ve sitiada e indefensa, y paga y paga y sigue pagando impuestos para el despilfarro y la fiesta del Gobierno, y hablo de la fiesta privada del Gobierno, la fiesta de los hijos y entenados del Gobierno, no la fiesta del pueblo y de los pobres... Y cuando el que algo tiene, y no hablo del que algo tiene con custodia y seguridad paga, hablo del pobre idiota que se rompe el lomo laburando, se ve abandonado, o entrega lo que tiene o se transforma en una fiera irracional: a eso hemos llegado. Y no existe solución a corto plazo, hay tanta gente hace tanto abandonada, y ahora hablo del pobre sitiado en una villa con la familia destrozada por la violencia, la droga y la más profunda certeza de que nada ni nadie lo va a sacar de ese estado de marginación, que solo puede esperar el horror y unas zapatillas robadas. La desesperanza produce odio, rencor y muerte, no produce corderos, cuando el animal se siente acorralado necesita saltar al cuello de alguien, necesita exorcizar el veneno, y gritar su espanto. Nadie los rescató y un Gobierno los arenga: lo que les falta, lo que no se les ha dado, no se les ha dado porque el que tiene ha decidido que así sea. Y así lo han creído, a alguien deben culpar por su miseria. Lo he dicho hasta el hartazgo, pero un país que produce comida para 400 millones de habitantes no puede tener gente hambreada, sin casa, sin salud y sin educación, que esto suceda es una decisión política, es una estrategia, es una abyección. La imagen que he buscado es la imagen de un chico golpeado, un chico que nada tenía que ver con los saqueadores y los saqueados, un chico que es la síntesis de una Argentina convulsionada. Una Argentina en la que se discute en los laboratorios de la intelectualidad con qué argumentos sostener o defenestrar un modelo que a todas luces no merece la discusión... La imagen del modelo se sintetiza en la foto que buscaba. |
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