¿Reforma electoral departamental? |
Dante Nieves |
En los últimos días ha invadido los ámbitos partidarios colorados la propuesta del sector Vamos Uruguay con respecto a una reforma que se dividió en dos planos, uno constitucional y el otro meramente político. El constitucional fue la reforma del sistema de mayorías en la integración de las Juntas departamentales (ediles), con argumentos poco convincentes, uno de ellos, «el otro día me contaba el intendente de Salto que el con el 33% de los votos del departamento tenía la mitad más uno de la junta departamental»(?). Otro argumento llevado adelante por algún diputado por Montevideo, en un editorial innominado: «El argumento de que los intendentes necesitan mayorías para gobernar no se sostiene, y sirve un claro ejemplo el parlamento nacional» (más ??). Luego de esta primera presentación arrancaron con algo que cala hondo en el pueblo, que las minorías blancas y coloradas, en algunos departamentos, vamos a proponer el balotaje. Esto es aún más confuso y ameritaría una profunda consulta en el seno del partido, conste que aún es una idea de los «Illuminati» y que no fue propuesta en el ámbito del congreso ideológico del Partido Colorado, o en las convenciones nacionales y departamentales. El balotaje no es posible si no se modifican varias cosas en el régimen legal constitucional vigente, a saber: a) Rever la hasta triple candidatura por partido, permitida por la ley actual. b) Establecer el sistema de elección e integración de las Juntas departamentales. c) Establecer el balotaje entre los dos candidatos más votados. Estos tres puntos nos permiten profundizar nuestro análisis. El punto a) es un intento de quienes creen ser la mayoría del partido y que esto los «entronizaría» en el poder; lo más democrático que se obtuvo por la reforma constitucional del 96 fue el permitir la pluralidad de candidaturas por partido en el ámbito municipal con el fin de permitir la expresión libre, en nuestro caso, de todos los colorados. En un segundo plano, teóricamente, si se hiciera todo esto y con la realidad actual, podría ocurrir que en la primera vuelta se integrara la Junta departamental, igual que en el parlamento, y tal como indican los números de hoy el Frente Amplio obtiene el 52 a 54% de la Junta departamental y por ende dieciséis ediles, y ya ganó la elección y afuera balotaje. Segunda teoría, los tres partidos con un 33% cada uno, se integra la junta con diez ediles por sector y un edil de la minoría mayor la preside y vamos a la segunda vuelta por el intendente, el intendente resultante podría gobernar con veintiún ediles en contra, ¿gobernaría? Y otra duda, ¿quién haría el acuerdo interpartidario para la segunda vuelta municipal?, ¿aquel que no apoyó a los blancos en la segunda vuelta nacional? Preguntaba nomás. Además con veintiún votos nos podrían «tirar» al intendente cada día que quisieran. Este sistema es perfecto para la correcta administración de un departamento y el sistema propuesto es pensando en una teoría derrotista de quienes hoy «tienen» una leve mayoría de acuerdo a la última elección interna, hoy no me atrevo a asegurarlo. Piensan que si tuvieran algún edil más podrían hacer algo, no me atrevo a asegurarlo. En períodos pasados con excelentes ediles en minoría durante veinticinco años el partido obtuvo infinidad de realizaciones que son un ejemplo de republicanismo, pues sabían construir sus ideas y no necesitaban mayorías especiales para lograrlo. Claro, estaban presentes todos los días por lo menos diez horas en la Junta departamental de lunes a viernes, y los sábados salían a conversar con la gente en los diferentes barrios, además de participar en todas las comisiones de la Junta y codo a codo con sus suplentes, no «llamaban» a sus suplentes cuando no iban a ir, era un equipo de por lo menos veinte personas trabajando al firme por Montevideo. ¿Hoy el pueblo sabe quiénes son, qué hacen, cuántos días van a la Junta, cuántas horas? Salen cosas de ellos en algún medio cada tres o cuatro meses. Entonces, amigos de Al día, la cosa no pasa por el balotaje, pasa por ir todo el tiempo a trabajar y no sólo el último día hábil. Pero lo peor de todo, amigos, es que con una gran humareda intentan convencer al ciudadano de que la solución pasa por repensar el sistema electoral, tratarlo desde los medios de comunicación pero no en los ámbitos partidarios, cuando en definitiva lo único que queda claro es su poca capacidad para proponer y convencer. |
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