El fin de la guerra |
Jorge Castro Latorre |
A pesar de que una ley terminó con la llamada guerra de patentes, ¿qué costo ha tenido para la sociedad? |
Dentro de los logros del Gobierno de José Mujica, se toma como muy buena la Ley de Patentes, que terminó con la llamada «guerra de las patentes». Cómo no contabilizar como un logro lo que realmente terminó con el suplicio de los ciudadanos que tenían valores disímiles en todo el territorio nacional, y que provocaba iras y descontentos por todos lados. Hoy hay previsibilidad, se bajaron los niveles de tensión, pero ¿cuál es el costo de ello para la sociedad? Te lo cuento, es muy, muy alto. Primero te cuento que la guerra nació con el primer gobierno municipal del Frente Amplio. Al tomar su cargo el intendente Tabaré Vázquez, multiplicó por cinco los valores de las patentes y por tres las contribuciones inmobiliarias. ¿Recuerdan las franjas según el lugar de la ciudad? Bueno, ese aumento para cumplir con sus promesas electorales de bajar la carga horaria a los empleados municipales, al «subir el sueldo un 30 %», como siempre los contribuyentes pagamos, y muy caro. Sin dudas ese aumento de patentes provocó al año siguiente el desbande de automovilistas rumbo a otros departamentos, y consecuentemente la «avivada» de los intendentes blancos y colorados que ni cortos ni perezosos ofrecieron descuentos y domicilios falsos. Ese fue el comienzo, y Mujica logró solucionarlo, ideó la actual ley, donde presiones económicas muy fuertes mediante, fue coaccionando a los actuales intendentes, quienes cedieron su soberanía, su «independencia administrativa» de rango constitucional, a la billetera del Poder Ejecutivo. Primero, los intendentes blancos del grupo de Alianza Nacional de Jorge Larrañaga, que en buenos términos con Mujica acordó, y eso fue obligando a sumarse a los lacallistas y los colorados, que de la mano de German Coutinho de Vamos Uruguay por Salto y de Marne Osorio de Proba por Rivera, a pesar de intentar resistirse, se sumaron a la billetera oficial. La ley se aprobó —reitero, es inconstitucional, pues violenta las autonomías constitucionales de los gobiernos departamentales— y provocó una baja de las patentes, pero porque la baja, muy sencillo, las banca el Tesoro Nacional, es decir, Rentas Generales, o sea todos, todos los ciudadanos, tengan vehículos o no. Eso es así le guste a quien le guste y le duela a quien le duela, y la motivación principal de hacerlo fue el enorme déficit de las intendencias de Montevideo y Canelones, que así los vieron diluidos y el resto del país salió a cubrirlos. Pero además se exoneró del pago de patentes a todos los vehículos anteriores a 1975. Eso trajo como contrapartida que, a pesar de tener que hacer el control técnico vehicular, a una enorme masa de cachilos anteriores a esos años que debían cifras siderales de patentes y hoy no pagan, los veamos circulando por calles y carreteras. El tema no es que El Ojo del Ciudadano esté contra el pobre, el que tiene un cachilo. No, para nada, no pasa por allí. Esos coches son más inseguros, más contaminantes, carecen de las adecuadas medidas preventivas que hoy existen… Pero cómo solucionamos esto, bajando el Imesi a los cero kilómetros, porque los mismos vehículos y los mismos modelos de las tres marcas más vendidas, Volkswagen, Chevrolet y Fiat, valen en Uruguay el doble, sí, el doble que en Brasil, Argentina, Chile, Paraguay, por la gran carga impositiva que tienen y que se arrastra de los gobiernos blancos, colorados y que el Frente Amplio incluso aumentó. Se menciona que luego del próximo acto electoral del 2015, los nuevos intendentes electos podrían presentar recursos de inconstitucionalidad, ya que no tendrían el compromiso de los actuales. Mientras el tiempo avanza, y más allá de los nuevos vehículos que se incorporan al parque automotor, usted, señor, usted, señora, seguirá pagando sin tener auto, para que yo pueda pagar menos e incluso el estanciero, el banquero, todos pagan menos, pues usted está aportando para ello, cuando paga IVA en el azúcar, el pan, la carne, el aceite. Sí, ya sé, usted quizás no me crea y mucho dude, porque ningún político le menciona esto, pues sépalo, esto sucede y usted paga... Siempre paga.... Incluso para que este señor realice su trabajo y nada pague, nada, y en estas condiciones tenga el vehículo… Así vamos camino al pobrismo... Esto se llama populismo, sí, populismo, juntar votos, tratando de ser permisivos... Las consecuencias a la larga son siempre graves y pagamos todos, siempre pagamos..., los de abajo, los trabajadores, los que menos tienen... || |
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