| Perspectiva de las elecciones municipales en Venezuela |
| Leyla Martin |
| Reflexiones acerca de las elecciones municipales celebradas el pasado 8 de diciembre de 2013. |
Una vez más, la lucha férrea protagonizada por gran parte de la oposición venezolana, liderada como jefe de campaña por el gobernador del estado Miranda y ex candidato presidencial en las elecciones del 14 de abril de 2013 (aventajado por el estrecho margen de 1,56 %: 50,66 % Nicolás Maduro vs. 49,1 % Henrique Capriles; diferencia de 230.000 sufragios, cuya auditoría exigida por este no se realizó en los términos propuestos) no ha tenido todo el éxito esperado. Dos bloques con peso casi equivalente se mantienen presentes en la cuenta electoral. A pesar de ello, mucho ha sido lo avanzado por los adversarios del Gobierno encabezado por Nicolás Maduro, a quien le ha dado por denominarse el «hijo de Chávez». Si bien es cierto que no tenía en un principio serias posibilidades de triunfo en las alcaldías de los 335 municipios que conforman la nación, sus disposiciones bien tramadas, puestas en práctica días antes del proceso electoral, afectando la empresa privada al obligarla a disminuir los precios de electrodomésticos y afines con saldo de pérdida para los comerciantes y la acusación de «usura y estafa», le valió un ascenso de unos 10 puntos sobre el récord que malamente ostentaba hasta esa fecha. Maduro, unos dicen que bajo la batuta de los Castro y otros que cegado por el afán de permanecer en el poder, convirtió en un verdadero show sus órdenes, conmocionó al país, acaparó la atención de los medios de comunicación y, nuevamente, metió en la trampa a los pobres, que son siempre los que al final pecan de ingenuos. No hay duda de que difícilmente alguien pueda apoyar la especulación del lado de algún sector del comercio, no obstante, para la corrección de tales situaciones existen controles, sanciones, medidas que puedan castigar a los responsables y frenar tal aberración. Por otra parte, mientras se ataca a los grandes empresarios del negocio de línea blanca, marrón, etc., el problema del desabastecimiento, la inflación, la escasez y las colas en que la ciudadanía pierde muchas horas de su tiempo, sigue siendo una pesadilla. Llegado el 8 de diciembre, 2013, fecha pautada para el proceso comicial municipal, el 60 % de los votantes acudió a las urnas; porcentaje bastante significativo comparado con el que suele registrarse en causas de esa índole. Así el panorama, los resultados volvieron a tornarse bastante «parejos», acentuando nuevamente la división porcentual existente entre el oficialismo y la oposición, pero que denotan algún progreso en detrimento del régimen de turno. En el estado Miranda (donde es gobernador Henrique Capriles) se obtuvieron 586.418 votos en las elecciones del 8D, en tanto que «todo el oficialismo» sumó 495.444. Las grandes ciudades rechazaron a Nicolás Maduro y a sus protegidos pero, pese a una voluntad considerable, sus contendientes no lograron penetrar en las zonas rurales, en la periferia, lo cual amerita un análisis en profundidad y más tenacidad por parte de la oposición, para recuperar la república. Tanto el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) como la MUD necesitaron de sus aliados para vencer en las elecciones; la participación de estos fue primordial para la estrecha diferencia en las regionales. Cabe aquí la consideración del modelo de poder autocrático, diseminado por gran parte de la América Latina con el ímpetu eufórico del extinto Hugo Chávez, amparado por sus maestros Fidel y Raúl Castro, que ha atrapado a países como Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Uruguay, Honduras, Paraguay y en menor medida Argentina, y que no obstante, paulatinamente, van dando muestras de su lucha democrática en contra de esas autocracias dictatoriales o que conlleven esa tendencia y que han suplantado en muchos casos a las dictaduras militares. Otros, como Perú, por la coacción democrática han logrado la mutación de Ollanta Humala, fanático de Hugo Chávez, para ejercer su gobierno como republicano. En Paraguay, luego de salir Fernando Lugo, el 22 de junio de 2012, cuando fue destituido vía juicio político, retornó mediante la vía electoral el mandato de los conservadores. En Honduras los Zelaya, una vez derrocados mediante un golpe de estado, no pudieron reacceder al poder en el proceso eleccionario del pasado noviembre. Cristina Kirchner, en Argentina, perdió influencia tras las recientes elecciones legislativas y la desaprobación de su gestión cayó más de 10 puntos de noviembre a diciembre, trepando casi hasta el 60 %. En Venezuela, aún fuerzas oscuras logran incentivar la abstención que favorece al Gobierno y entre las cuales también se encuentran radicales y golpistas de la oposición, insensatos y resentidos, que mucho perjuicio aportan a este avance hacia la democracia. La autonomía de los pueblos mediante un sistema de gobierno transparente y con plenas libertades, sin la adhesión de los demás poderes públicos, es innegociable. Ello debe constituir el norte común. Como todas las batallas, contempla perseverancia, fuerza, firmeza. El propósito habrá de cumplirse, solo es cuestión de tiempo. || |
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