De Lena Oxley, madre de Melissa Ruggiero
 
 
 

Melissa Ruggiero, de 15 años, fue asesinada en Suárez el 10 de agosto de 2014 [v. Al día #35, p. 2]. En la siguiente carta, enviada al presidente de la República José Mujica
y que reproducimos íntegramente a continuación, su madre, Lena Oxley, relata sus experiencias en estas semanas desde la tragedia.

Montevideo, 10 de Octubre del 2014

Sr. José Alberto Mujica Cordano:

Quizás le parezca muy extensa esta carta, pero quiero dirigirme a usted para comunicarle todo lo que hemos tenido que vivir una simple familia de trabajadores a la cual le asesinaron a una hija. Ya a 2 meses hemos tenido muchas puertas cerradas, mucha indignación nos ha generado.

Cuando le hablo de mi familia le cuento que no solo somos dos padres y dos hermanos, también ha afectado a tíos, primos y dos abuelas bastante mayores.
A una comunidad como lo es Suárez la afectó mucho lo sucedido, familias amigas se sienten destrozadas. Nos sentimos muy inseguros, con miedo, sin saber cómo seguir criando a nuestros hijos.

El caso de mi hija de ninguna manera puede ser cerrado como un ajuste de cuentas, le pido por favor se tome un tiempo y nos investigue para que vea que solo somos trabajadores honestos.

Le paso a contar lo que nos ha sucedido:

El día 10 de agosto [de 2014] a las 4:16 de la madrugada nos golpean la puerta con total brutalidad dos agentes de policía en un patrullero con un chico llamado V. (*), el cual estaba en el evento donde Melissa Ruggiero fue asesinada.
Los agentes decían «los padres de Melissa Ruggiero que se levanten, tienen que acompañarnos, su hija está en la policlínica de Suárez». Cuando preguntamos, los agentes y el chico que venía con ellos, el cual vive a escasas casas de la nuestra, no nos decían nada.

En 10 minutos llegamos a Suárez, donde bajamos del patrullero habían por lo menos otros 2 en la policlínica, y muchos chicos.

La única persona que yo reconozco es a una chica llamada O., la cual era una «amiga» de Melissa (mi hija) y es pareja de V., el chico que venía en el patrullero. Chica con la cual Melissa no debería estar, pero al verla le pregunto «¿qué pasó?». Cuando digo no debería estar es porque mi hija sale de casa para ir a un cumpleaños de 15 con su otra amiga, A. Nunca nos mencionó que iría con O., porque hasta último momento dudamos en dejarla ir precisamente por miedo a todo lo que pasa diariamente con la seguridad en nuestro país. Si nos hubiera nombrado a O. no hubiera ido, ya que no nos gustaba su forma de ser y actuar, quien la lleva a mi hija y a su amiga a este evento es justamente O., su hermana S. y su novio.

O., ante mi pregunta me contesta: no estaba conmigo, no vi nada, no sé nada.

Cuando ingresamos a la policlínica había un doctor, una enfermera y un agente policial. El médico dice: «Cómo decir esto de la forma menos dolorosa, su hija estuvo 20 minutos sin respirar, hicimos todo lo posible hasta que la enfermera le descubre una herida de bala». Mi esposo estaba un paso atrás y dice «no, por Dios». Yo lo miro al médico y le digo «pero, ¿cómo sigue?», él mira a mi esposo y le dice «la madre no entiende».

En ese momento mi esposo me abraza y dice Mel está muerta.

Nos llevaron a otra pieza donde en la camilla estaba Mel descalza con solo una Prili, un saquito de lana y un vaquero, que yo enseguida me doy cuenta que no es de ella.

Luego quiero acomodarle la ropa y veo que ella no tiene sangre, solo entre los dos dedos, veo una herida que pregunto si fue causada por la bala y me dicen que sí, cuando le acomodo la Prili veo su herida debajo del seno izquierdo. Le pregunto también por los championes para calzarla y me dicen que llegó así, le digo la campera, y tampoco la tenía.

La enfermera sin saber cómo consolarme solo me dijo «contenta, madre, su hija no tiene alcohol ni droga, una chica sana» a lo que yo que respondo «sí, pero muerta».

Luego llega la Policía técnica, nos sacan del lugar y tiempo después un agente le comunica a mi hermano (el cual había llegado, porque yo desde que salí de mi casa es a él a quien llamo ya que lo tenía «más a mano») y le piden que me saquen, ya que no era bueno que viera cómo trasladaban el cuerpo de mi hija hacia la morgue en Pando, iba a forense.

Cuando salgo para irnos me despido de mi hija y estoy esperando que el mismo patrullero nos traslade y siento que unos padres se llevan a un menor que ni idea de quién es; pero un agente le dice que él tiene que volver a declarar. Me acerco y le pregunto si estaba con Melissa, me mira y me dice «no sé quién es Melissa».
Después quedamos todo el día esperando, porque mi hermano va varias veces a la comisaría a averiguar y le dicen que hasta la seis de la tarde no hay forense y luego es la jueza quien debía liberar el cuerpo.

En una de esas idas a Suárez mi hermano averigua el lugar donde ocurrió el hecho, ya que no podía convencerse de que mi hija hubiera ido a un lugar como el que pasaban en la televisión.

Cuando estoy en mi casa a las 9:36 hs. recibo una llamada del celular de Melissa y era O., diciéndome que tenía pertenencias de Melissa, cuándo quería que me las trajera y si me molestaba que fuera al velatorio, le respondo que las cosas las quería ya y que al velatorio va quien lo sienta. Pregunta un tanto extraña para una «amiga» de mi hija, de eso me di cuenta después de que de amiga no tenía nada, solo cosas que esconder, porque sabe mucho del caso y no habla.

A la tarde viene con su suegra, la señora I., la cual también habla mucho por el barrio de cosas que saben de sus hijos V. y G., pero nada que digan en la justicia, qué raro, ¿no?

O. me entrega la mochila de mi hija con su maquillaje y el sobre de la boletera, en una bolsa un par de championes que mi hija le había prestado, son [marca] DC color negro, aclaro esto porque los championes que yo digo que faltan son unos Nike de color gris con lila.

Lo único que me dice es «perdoname, no la cuidé». Cuando abro la mochila me doy cuenta que el celular no me lo devuelve, salgo a reclamarlo y ahí me lo devuelve de mala gana y me dice que quedó todo roto por la caída. En ese momento yo lo guardo en la mochila que ella me entregó y no la veo más.

Bueno, luego hicimos lo correspondiente en estos casos, así que hasta el lunes en la noche no hablamos casi del tema. Solo nos preguntamos por qué si había sido un robo como se decía en ese momento ella había entregado las cosas, por qué nos la mataron.

En la noche busco el celular de Mel, coloco el chip en otro equipo para ver qué tenía y me doy cuenta que borraron los SMS, habían unos 10 en total y hay 2 que no son enviados, los cuales dicen «mamá llamame plis» y el otro «abuela llamame plis», estos figuran como no enviados, por lo que no sabemos la hora a la que los quiso mandar.

El martes 12 de agosto nos llama un militante del FA [Frente Amplio] diciendo si recibiríamos a Tabaré [Vázquez] y a [Raúl] Sendic, que venían a hacer un acto a Cassarino y a Suárez, que ellos pretendían darnos sus condolencias, a lo cual yo le respondo que sí.

Nos vamos hasta la seccional 16ª de Suárez buscando respuesta, fue en el lugar donde pensamos debíamos dirigirnos, no tenemos experiencias gracias a Dios en un caso de delincuencia.

Cuando llegamos somos recibidos y nos derivan a la oficina del «Comisario» (subcomisario Gonzalo Machado), nos saluda correctamente y nos recibe a los tres (los padres de Melissa y el tío). Cuando preguntábamos, cada respuesta era solamente «no sé», «puede ser», «quizás», «me parece».

Las preguntas que hacíamos eran por ejemplo si había algún sospechoso, algún identificado como el autor del hecho.

Le pregunto por unos championes que se nombraba que aparecieron y le pedí si era posible verlos ya que si eran de mi hija yo los reconocería porque los compró conmigo. Me dice que no, que los championes encontrados eran de uno de los jóvenes golpeados, ya estaban identificados. Entonces pregunto por la campera de mi hija, que no se decía que faltaba, y nos dice algo sentí de una campera, espere un momentito, sale de su oficina habla con alguien y vuelve. Dice «hay una campera negra de cuero que fue entregada por la dueña de casa de donde se hizo el evento, y fue entregada a Técnica por tener un orificio dudoso y una manchas que podrían ser sangre». Recapitulando, entonces, ¿un comisario no sabe lo que es un orificio de bala y manchas de sangre?, mi gran pregunta y desde ahí empieza toda una total tomada de pelo, aberraciones y mucha, pero mucha indignación de todo lo que es la «justicia» de nuestro país.

Le pregunto si me podría decir el nombre de la persona que entregó la campera o la dirección para preguntarle nosotros, si podría aportarnos algo de lo sucedido con nuestra hija, cómo estaba allí, cómo termina muerta, nos dice «yo no puedo darles ningún dato, esto no está en la seccional, nosotros no sabemos nada».

Le preguntamos también de dónde era el chico golpeado que se decía hasta aquel momento era novio de Melissa y había salido con ella, nos dice «me parece es de Cassarino, no sé».

Mi hermano sabía dónde era la casa porque ya había averiguado dónde era el lugar, por lo cual nos retiramos, pero antes le pregunto al comisario si podía hacer otras preguntas y me dice que sí, le pregunto si es padre y me dice que sí, le respondo «ojalá nunca esté en este lugar y sea tratado con tanta indiferencia». Le pregunto si sabía qué frío hacía el sábado y mi hermano le dice «es más, vos estabas durmiendo, pero llovía el sábado de madrugada» y entonces agrego «mi hija sin campera no pudo salir a la calle». Le doy la gracias por todo y le digo que vamos a golpear puertas, que no se preocupe.

De ahí nos dirigimos a la casa del hecho, sale un menor y dice que está solo, no hay ningún mayor, por lo que nos retiramos. Fuimos a la casa de O., que es quien lleva junto a su hermana S. a mi hija al evento. El padre (nos dicen que es el padrastro pero no sabemos) se esconde y no nos habla. La otra hermana, R., es quien nos atiende y nos dice que S. y O. no estaban, por lo que nos retiramos y volvemos a mi casa.

Vale aclarar que el padre de O. en el colegio de su hijo comenta que Mel se había cambiado en su casa y había ropa de Mel allí, quizás también estén las otras pertenencias que faltan, pero nadie me presta atención cuando digo que hay muchas cosas sueltas sin investigar.

A mitad de camino mi hermano recibe una llamada y mientras para el auto se corta, era de un número desconocido, él llama y pregunta quién es, le contesta la otra persona «soy Raúl Sendic y queríamos avisarles que suspendimos los actos por solidaridad a la familia». Mi hermano le pregunta quién le pasó su número y Sendic le responde «en la seccional».

Donde a nosotros no nos dan ningún dato a Raúl Sendic le dan el celular de un familiar.

Me hago dos preguntas; nosotros no tenemos la misma protección que todos los vinculados a la muerte de mi hija, ¿somos nosotros los delincuentes?, y realmente, ¿suspende el acto por solidaridad o por miedo a enfrentar una comunidad que estaba indignada por lo sucedido?, porque si era por solidaridad, a dos meses todavía nadie se acercó a nosotros, ni Sendic, ni Tabaré.

Luego Sendic le dice a mi hermano que le gustaría dar una mano, mi hermano le responde que le agradecería, ya que en la seccional en la que a él le dieron el celular, a los padres no les dan ningún dato del caso. Que quizás él podría poner una persona que nos acompañara y nos dieran datos de la muerte de nuestra hija.

Averiguamos en Cassarino, que es un lugar cerca de donde vivimos y en donde conocemos gente, nadie sabe de ningún chico golpeado, como había dicho el comisario, luego nos enteramos que el chico golpeado es de Sauce.

A menos de una hora de llegar de regreso a mi casa lo llaman nuevamente a mi hermano para decirle que nos venía a buscar una camioneta de la jefatura de Canelones. Para cuando llegamos a Canelones nos reciben el Jefe de jefatura, un organizador, el jefe de investigaciones Quevedo y el jefe de homicidios Rodríguez, los cuales nos saludan correctamente y nos cuentan qué fue lo sucedido:

El jefe de jefatura nos dice: «Su hija se comió un garrón, estaba en el lugar equivocado a la hora equivocada, cuando la vimos nos dimos cuenta que la chica no era de ese ambiente, el evento era cero comida, todo alcohol y su hija no tenía alcohol ni droga», nos felicita dentro de nuestro dolor por la hermosa personita que habíamos criado..

Luego pasan a hablar Quevedo y Rodríguez, los cuales primero que nada dicen que «entienden nuestro dolor por ser padres». Nos dicen que Melissa no participó de la riña que tuvo lugar a casi una cuadra de donde ella estaba, ella sale a la calle a levantar a una chica que sale y estaba alcoholizada por lo que se cae, nos dicen que ni siquiera la pueden indagar por el grado de alcohol que tenía. Melissa con O. y S. salen a levantarla y es ahí donde Melissa dice «ayudame, me siento mal» y cae desplomada.

Luego la llevan adentro de la casa del evento donde le brindan los primeros auxilios y luego la trasladan a la policlínica de Suárez, esto sucedió a las 2 de la mañana y a nosotros nos vienen a buscar 4:16 cuando vivimos a 15 minutos de Suárez, menos tiempo en una patrulla y a esa hora no hay tránsito.

La campera fue entregada por la madre dueña de la casa pero los championes no aparecen, junto a la boletera de Melissa, dinero que le habíamos dado, y las llaves de nuestra casa. Asimismo, cuando nos muestran las fotos y yo veo el cuerpo de mi hija con el derrame les digo, vieron este vaquero, no es de mi hija, porque veo la marca, le proporciono todos los datos del que ella tenía puesto al momento de salir de casa, alguien lo tiene. No es que me interese la ropa como me dice en su momento la jueza [María del Carmen] Roybal porque ya no me sirve de nada, sino que quiere que se investiguen todas las cosas que quedaron sueltas.

Como ya mencioné el tema del celular... ¿las cosas que faltan quién las tiene?

Nos dicen que seguirán trabajando en el tema y nos dan sus celulares, que están a las órdenes, cualquier dato que tengamos que lo comuniquemos.

Muy amables todas esas palabras, siento que fueron dichas porque suenan bien, porque después de la quinta llamada, que fue antes, pero igual digamos que fue a la quinta, ya solo contestaban como molestos otra vez la mamá de Melissa Ruggiero, solo respondían «señora, estamos trabajando en el caso, no se preocupe».

«No se preocupe, solo le mataron una hija», que fácil decir no se preocupe para el que está afuera.

El miércoles 13 de agosto quise entrar al Facebook a ver si encontraba algo que me explicara lo sucedido y no puedo. Primero cambian la contraseña y luego lo cierran.

Cuando yo publico en el mío que ya tengo una orden judicial para recuperar mensajes del celular y el Facebook, automáticamente se abren. Les cambio la contraseña, pero cuando quiero volver a entrar uno fue creado como cuenta «conmemorativa», no sabemos quién lo hizo.

En el otro desde junio fueron borradas todas las conversaciones.

Cuando veo que O. publica cosas y fotos de mi hija le pido que respete el dolor de la familia y no nombre más ni publique en su nombre, su hermana me responde que no haga circo pidiendo justicia por mi hija, O. me dice que a Melissa no le gustaría lo que estoy haciendo, que ellas eran grande amigas y por eso ella era la única que tenía sus contraseñas.

Conclusión, quien lo cerró y borró datos fue ella igual que lo hizo con el celular. Nadie dio importancia a estos datos, no se investigó nada de esto.

Tampoco se hicieron pericias entre los detenidos por la riña, de dónde sale el disparo para ver quién tenía rastro de pólvora.

Solo un procesado con prisión y los demás con preventiva, vale aclarar que ninguno por homicidio sino por riña que termina con muerte y lesiones. El que tiene prisión se le suma rapiña porque en su casa se hace allanamiento y se encuentran los championes del chico lastimado.

[Captura de pantalla de la siguiente noticia de El País]: http://www.elpais.com.uy/informacion/bonomi-fiesta-quinceanera-no-aceptable.html

El día 13 [de agosto] esto es lo que opina el Ministro del Interior, dos cosas pregunto, ¿se le informó cómo fue mi hija a ese lugar?, ¿leyó por lo menos lo que tenía la jefatura de Canelones?

Yo les respondo, no. El señor Bonomi se avergüenza de los pobres, y por estar ahí la chica estaba bien muerta, cerrado el caso, como dice Jorge Vázquez, esto sucedió por ajustes de cuentas, caso cerrado, y le cuento mi experiencia.

El día que vamos a la jefatura de Canelones nos dicen que se abocaron al caso de Melissa Ruggiero porque había otro caso donde asesinaron otra señora de 30 años pero ya sabían que eso era ajuste de cuentas, y el 10 de septiembre veo a la madre de esta señora como yo, desesperada, yo pidiendo justicia por Melissa. Ella pedía justicia por su hija.

Pregunto, si Melissa no hubiera tenido una familia que se movió para aclarar el caso, ¿hoy sería otro ajuste de cuentas?

Bueno, supimos cosas entre lleve y trae comúnmente dicho. Pero lo que veo es que nadie de la justicia que debía proteger a los ciudadanos comunes hace nada por aclarar el hecho.

Así que el día 18 de agosto hicimos una caravana hasta el juzgado de Pando con solo fotos de Melissa que decían «Justicia por Melissa».

Los canales al igual que radios que había pedían si damos nuestro parecer a lo cual le dijimos que no, pero cuando estábamos frete al juzgado mi esposo me pregunta si quiero entrar a preguntar cómo obtener una cita con la jueza Roybal, que es la que lleva el caso. Entramos los dos con el cartel con la foto y el actuario Pérez nos ve entrar y grita «¡llamen a la seccional!» y se esconde en una oficina.
Yo veo que empieza a entrar gente que nos acompañaba y les digo que se retiren porque nosotros queríamos hacer una pregunta y salíamos.

Seis funcionarios más o menos miraban detrás del mostrador y nadie dijo buenas tardes siquiera, digo, mínima educación, el actuario Pérez ya que nos reconoce podría acercarse y decir les puedo ayudar en algo, pero no, se esconde. Y los otros funcionarios nos miran como delincuentes.

Mi esposo se acerca al mostrador, dice buenas tardes y solo una funcionaria responde y se acerca, le hacemos la pregunta y consulta supongo con la jueza que también estaría encerrada con el actuario, digo yo, y nos responde que la jueza sin un abogado no nos atiende. Yo pregunté quién era el señor que gritó y se encerró, por eso sé que fue el actuario Pérez. Damos las gracias y nos retiramos.

Cuando salimos sí, hablé con la prensa, porque fuimos tratados como delincuentes, pero el señor Pérez sí recibe al periodista de canal 4 y le da una entrevista con cámaras y todo. Muy buena educación tenemos en los funcionarios. Además de aclarar que cuando ve a gente entrar con determinada facha. Perdón por no vestir traje mi esposo y yo vestido largo, hacía ocho días nos habían matado a nuestra hija. Además de ser simple trabajadores.
Vale aclarar que cuando salimos del juzgado afuera había 2 patrulleros, una camioneta y una moto policial con sus respectivos funcionarios. Cuando llamamos comúnmente no hay móviles, pero para nosotros dos, padres a los que les asesinaron una hija, contaban con todos esos móviles.

Seguimos en la lucha tratando de conseguir ayuda golpeando puertas hasta que alguien nos dice que vivió un caso similar al nuestro y que no precisaron abogado, que el fiscal debe atendernos y sería el defensor de Melissa.

El día 27 de agosto después de muchas llamadas insistentes por parte de una dependencia del Ministerio del Interior aceptamos reunirnos con ellos.

Fuimos muy bien atendidos, asesorados, porque la verdad nunca vivimos algo así, por lo cual no teníamos idea de lo que teníamos que hacer. Nos dan unos teléfonos que iban a colaborar mucho, un teléfono a disposición 24 horas, cualquier cosa llamen.

Resulta que para un par de consultas que hice no supieron saciar mi curiosidad, ¿no les corresponde a ellos, no es de su dependencia?

Una vez más decimos a las órdenes, entendemos porque somos padres, porque suena bien, aquí tienen un teléfono pero si no lo usan o no molestan mejor.

Así que el día 2 de septiembre vamos a la fiscalía de Pando, tocamos timbre y nos atienden a pesar de estar lloviendo en la puerta un funcionario (que cometí el error de no preguntar su nombre) nos saluda correctamente y pregunta qué necesitamos, le digo que soy Lena Oxley, la mamá de Melissa Ruggiero, asesinada en Suárez y me acompañaba mi hermano, queríamos saber si el fiscal Rivas nos podía dar una cita.

Nos pregunta si somos familiares directos, no escuchó evidentemente que dije que soy la mamá, tuvimos que repetirlo.

Entonces nos dice «creo que él no ha llegado, ya les averiguo», nos deja afuera, demora unos minutos y vuelve. Nos informa que habló con el fiscal Rivas por teléfono, el cual estaría saturado hasta el día 10 de septiembre y no nos podía atender, que después del día 10 lo llaman y me daría una cita.

Una vez más aberrante las actitudes de estos funcionarios que deberían representarnos.

En esos días yo llamé a la empresa fúnebre porque no me llegaba la partida de defunción, me habían dicho que demoraba 10 días hábiles, y me explicaron que todavía estaba en trámite, en el juzgado no habían tenido tiempo de firmarla.
Nos dirigimos a la policlínica de Suárez a preguntar cómo sería el trámite ya que ella fue llevada ahí y trasladada a la morgue de Pando. Nos dicen que hablemos con el administrativo, el cual no tenía idea que trámite seguía después de trasladado el cuerpo. Le dimos nosotros el nombre del forense.

Miraba a su alrededor como buscando si no estaba por ahí en el desorden que tenía en su escritorio, muchos papeles sueltos además del mate, bizcochos y andaban dos personas más con yogur en mano, se ve que llegamos a la hora del desayuno, pero en definitiva otro personaje que no supo informarnos cuál era el trámite que debía hacer.

Nos mandó a preguntar al juzgado nuevamente.

Cuando digo «no puedo creer esto» me dicen tranquila, madre, tranquila, no se desespere. Cuando insisto tanto el 9 de septiembre me llega la partida.

El día 22 de agosto recién se presentan un agente de la seccional 16ª con 2 testigos a iniciar el trámite para la partida de defunción. El mismo 10 de agosto a las 4:30 nos dan la noticia, nuestra hija falleció de un tiro directo al corazón, o sea, ¿se toman 12 días para iniciar el trámite?

El caso de la muerte dice «Reservado».

Vamos al juzgado de Suárez a averiguar por el tramite de la partida, por qué esa demora, dos funcionarias había, una decoraba la ventana, la otra cuando le decimos por qué vamos nos cuenta en un almanaque diez días hábiles, ese 22 de agosto era el último para hacer el trámite, por eso lo hicieron en esa fecha. También vale aclarar que nos atiende de mala gana.

Pregunto cuántos trámites hace por día el juzgado de Suárez para no tener tiempo de iniciar una partida de defunción en el momento que la empresa les entrega su informe del servicio.

Menos mal no había 30 días hábiles, si no a dos meses quizás no me habla llegado la partida todavía.

El 11 de agosto ni bien abrió la fiscalía llamo para pedir audiencia con el fiscal Rivas y se me comunica que me atenderá el día 19 de septiembre y si tengo abogado, vale aclarar que para las víctimas no es válido tener abogado de «oficio», tenemos que pagar uno.

Los abogados de «oficio» son para los victimarios y no para las víctimas.
El día 12 de septiembre me presento con un abogado en el juzgado de Pando para solicitar ver el expediente, como era un abogado conocido era toda una amabilidad, ni hablar que nos atendió la propia jueza Roybal, y allí recién aceptó que el celular de mi hija y los datos del Facebook borrados podían ser importantes, así que el día 18 de septiembre con el escrito correspondiente lo entregué en el juzgado y me recibió muy amable la jueza también.

Reitero, quien tiene padrino no muere infiel.

El día 19 de setiembre voy a la fiscalía de Pando a la audiencia que me había dado el fiscal y no pude ir con el abogado. Pero enseguida me abrieron la puerta, el mismo funcionario que el día 2 nos había dejado afuera bajo lluvia. Me hace pasar, el Dr. Rivas me estaba esperando.

Cuando entro en la oficina me dice vino sola, esperaba a su abogado, le digo que no pudo ir, entonces me recibe, me responde algunas preguntas pero en las respuestas me genera más indignación e intrigas en el caso de mi hija.

Cuando pregunto por qué no se hicieron las pericias de la pólvora me responde señora, eran 30, después me dice ¿usted sabe que los juzgados abren a la tarde?
Le respondo sí, me enteré debido a la muerte de mi hija y tener que estar golpeando puertas, entonces medite señora, el lunes 11 de agosto vinimos a las 9 de la mañana.

O sea, señora trabajamos 4 horas de más porque su hija fue asesinada el domingo.

Mi última pregunta es ¿¿el domingo entonces no trabajaron en el caso, todos comieron el asadito dominical, a nadie le importa que fue asesinada una chica de tan solo 15 años??

¿Defendemos a los menores pero a qué menores? Solo a los infractores, ¿¿¿mi hija como menor no tiene los mismos derechos???

Sin más que decir me despido de usted.

Desde ya muchas gracias,
Saluda atte.

Lena Oxley

(*) Se han omitido los nombres de algunos involucrados. (N. del E.).

 
 
 
 
 
 
 
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