Un camino para salir de la maldita pasta base
Liber Trindade
 

Hace algunas semanas, conduciendo el programa radial Montevideo Contigo en vivo desde el Club de Leones de Piedras Blancas, tuve la oportunidad de entrevistar a Alexis, un joven de veintitrés que durante años fue adicto a las drogas y ahora se estaba rehabilitando.

Debo reconocer que fue una experiencia fuerte para mí, la que me enfrentó a algún prejuicio que adoptamos producto de una sociedad más distante y que en general dice que a los consumidores de pasta base esta droga les cocina el cerebro y ya no sirven para nada.

Alexis me contó que comenzó consumiendo marihuana, luego pasó a la cocaína, para terminar con la pasta base, que fue su perdición total. La manera de regresar la encontró al conocer al pastor Rubado, de la Iglesia Evangélica, donde le mostraron un camino que le permitió dejar la droga, recuperar a su familia, a su esposa y a su pequeña hija e incluso volver a trabajar. Me habló de las ganas bárbaras que tiene ahora de vivir y sin duda yo pude percibir un chico alegre, lleno de vida.

El programa tuvo mucha repercusión. Apenas terminada la entrevista la Embajada de Japón se puso a la orden para dar una mano y las llamadas a la Iglesia fueron varias, inclusive de chicos que ya se están rehabilitando luego de oír el programa.

Por eso el sábado 24 de setiembre decidimos salir en vivo y en directo desde esta Iglesia Evangélica, que está ubicada en el km. 22 de ruta 8, en la zona de Villa García. Allí el pastor Rubado convocó a un montón de vecinos, familiares de chicos que se están rehabilitando.

Es impresionante poder conducir un programa de radio con tal fonoplatea y seguir tratando el tema de las drogas. Esta vez conocimos a Julio, un muchacho de treinta y tres años que hacía trece que se drogaba, quien también nos contó que había entrado en el mismo camino, la marihuana, la cocaína y la pasta base para no ser menos que los demás amigos que consumían. Nos dijo «mi vida ya era cualquiera, le estaba haciendo daño a mucha gente, a mi madre, le robaba a cualquiera, no tenía ganas de vivir, sólo me drogaba, antes trabajaba, jugaba al fútbol, tenía familia, mi casa, mi hija, luego perdí todo», hasta que un amigo le propuso algo diferente, le dijo que había una salida. También este amigo había conocido a Alexis, aunque él seguía diciendo que sólo se quería morir o ir preso. Pero conversando con Alexis, con el papá de este y con el pastor, comenzó la rehabilitación, esta semana había hecho su primera salida del centro y fue a visitar a su mamá. Ella lloraba mientras Julio le decía «no llores, mamá, antes llorabas porque yo estaba mal», y su madre le contestó «ahora lloro de alegría».

En ese momento Julio quebró su voz y créanme que fue difícil poder seguir hablando al mirar hacia el público que atentamente nos seguía, y todos derramaban lágrimas por el duro testimonio que Julio compartía con todos nosotros.

Posteriormente seguimos entrevistando a padres y chicos que estaban pasando por esta misma situación, nos llegó el mensaje de los amigos de Néstor que había salido de la cárcel cuarenta días antes y estaban siguiendo la transmisión desde la misma cárcel.

Luego comenzamos a conversar con los papás de Alexis, que nos contaron cómo habían llegado a la Iglesia. Su mamá nos contó cómo había ido cambiando Alexis con la droga, él era un chico muy prolijo, al que sus padres con esfuerzo le daban todo, pero de a poco fueron viendo cómo las cosas cambiaban, andaba desprolijo, ya no tenía camperas ni calzado. Hasta la televisión había desaparecido de su habitación y, es lógico, ellos se tiraban encima la culpa de no haber estado más atentos a su hijo.

Pero ahora tenía enfrente también a Alexis, este joven que unas semanas después de la primera entrevista, parecía irradiar más vida por sus ojos, ahora convertido en el ejemplo a tomar por unos cuantos chicos más que habían dejado la maldita pasta base.

Y el programa se nos fue en medio de un montón de sensaciones, de la alegría de los presentes, que también me ensañaban un camino, para creer que todavía hay una salida para tanta gente que lo necesita.

Luego el pastor me mostró las instalaciones, el lugar donde los muchachos hacen bloques que luego venden para poder costear algunos gastos, ya que lo hacen todo a pulmón. Los muchachos me mostraron dónde dormían, me contaban cómo era su vida y el cambio que habían experimentado, todos habían tenido en común querer matarse, hacerse cargo de algo que no hubieran hecho para ir presos, me contaban la locura que era su cabeza.
Pero ahora habían encontrado algo que ninguno tenía, cariño, alguien que los despertara con amor. Realmente uno ve la obra que está haciendo este pastor, en su propia casa, con su familia y parece más inoperante todo nuestro sistema político, que solo sumerge día a día a más uruguayos en el mundo de las malditas drogas.

Mucho se habla de la libertad del individuo, sin embargo, estas personas que se drogan piden a gritos que alguien los saque de esta tortura, buscan la muerte y lo que simplemente necesitan es la voluntad de más gente como este pastor, que los guíe, que les muestre un camino sin la explotación como contrapartida.
 
Para contactarse con la Iglesia Evangélica de Villa García (Ruta 8 km. 22): Teléfono: 2227 9005. Celular: 096776777.
Las entrevistas en:
http://www.youtube.com/watch?v=y6tYU-jhdg8
http://www.youtube.com/watch?v=dXQraToerY4
http://www.youtube.com/watch?v=aT8mbLra134
http://www.youtube.com/watch?v=dILut-h60tg
Imágenes y audios en www.montevideocontigo.org.
Montevideo Contigo sábados de 11 a 12 hs. por Cx22 Universal 970 AM.
 
 
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