Oficios en extinción |
Juan José Pereyra |
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Relojero Domingo Guerra: «La gente corre tras las cosas materiales y la vida se le va volando sin poder hacer nada». |
Tiene 75 años, está jubilado y tiene una hermosa familia. Vivió siempre del trabajo de sus manos. De niño se hacía sus juguetes y los de sus amigos. Arreglaba todo. Un día se puso a arreglar relojes sin saber el nombre de las piezas. Después aprendió la teoría en la joyería de Waldemar Silva, clásico comercio de Rocha, donde siempre vivió. Siendo muy chico trabajó en el diario El Este y fue testigo del duelo a sable entre su director y un militar argentino. Es un hombre con una vida muy rica y muchas cosas para compartir. «Siempre agradezco a Dios porque mis manos no se humedecen» «El reloj mecánico no contamina y es mejor» El reloj mecánico, aquel reloj de bolsillo que tiene más de cien años, aún se puede hacer marchar y es una satisfacción poner esas máquinas tan añejas en funcionamiento. El reloj mecánico es ecológico. Los suizos quieren volver a él porque no contamina nada y da más mano de obra, pero habría que preparar nuevamente técnicos. El reloj a pila contamina mucho, las pilas contaminan mucho y además el reloj no tiene el valor del mecánico. Comencé solo, sin conocer el nombre de las piezas. Hice al revés, la teoría la aprendí después. Iba a la Joyería Schenechenburger de Waldemar Silva a comprar algún repuesto y él siempre me decía que trabajara allí. Un día cuando me fui del ejército, donde estuve un tiempo, ingresé como empleado. Aprendí muchísimo con él, que era un experto en relojes de bolsillo y los de pared aquellos que había. Eso fue allá por el 63 o 64. «El cronógrafo del Dr. Luciani» Cuando se fue, Waldemar me dijo: Pero, Guerra, ¡es un cronógrafo! Y yo le dije: Si no arreglo este reloj me voy a plantar papas. Yo tenía idea clara de cómo arreglarlo porque todo tipo de reloj tiene un calibre por el cual uno pide el repuesto, por el cual uno se guía por la altura de los ejes. El calibre viene estampado en la platina del reloj. Lo arreglé, se lo mostré a Silva antes de ponerlo en la caja. Se quedó encantado y me dijo que nunca había tenido un relojero tan completo. Para mí fue un orgullo porque yo comencé artesanalmente a armar y desarmar relojes y trabajar en la joyería era una gran satisfacción. El taller propio, la construcción de la familia Fui casado por segundas nupcias. Del primer matrimonio tuve tres hijos: dos viven en Montevideo y la más chica de esa familia en el Chuy. Con mi esposa, que había quedado viuda, hace ya 44 años que tenemos el matrimonio. Con ella tenemos un hijo que es conocido como deportista y como escribano, Álvaro Guerra. Un gran estudiante, nunca perdió una materia. Una vez que perdió un examen vino muy angustiado pero lo salvó enseguida. Muy buen estudiante, y nos dio muchas satisfacciones porque siempre los padres hacemos un sacrificio para tener los hijos en Montevideo estudiando, pero valió la pena porque salió adelante y hoy para nosotros es un orgullo. Aparte jugaba al fútbol y nos ayudaba mucho porque jugó mucho tiempo en Tabaré y le pagaban los pasajes. A veces lo veíamos hasta mitad de semana porque venía a las prácticas. «El tiempo siempre es el mismo aunque para la gente vuele». La gente vive corriendo tras lo material. Las cosas cuestan mucho y la gente hace un gran sacrificio para mantener o hacerse de un nivel de vida que pueda disfrutar. No es como antes que disfrutábamos de salir a correr en el campo o de unas vacaciones con tranquilidad, en una carpa, por ejemplo. Hoy la gente requiere otras cosas. El cine se llenaba incluso si hacía dos funciones. Después vino la televisión y después el video y la gente empezó a dejar de salir porque veía las películas en la comodidad de su casa. Después vino el DVD y ahora los televisores van cambiando permanentemente y la gente corre tras esas cosas sin darse cuenta de que con los sacrificios y la carrera el tiempo se le va y la vida se le va volando con ese tiempo sin poder hacer nada. Pasan los años y siempre corriendo tras eso. Y si el vecino tiene un nivel de vida así él quiere tener uno un poco mejor. No es culpa de la gente. Es una sociedad de consumo que hace que la gente corra tras las cosas. Por eso el tiempo se ha acortado. Porque ya no hay tiempo ni de dialogar con la familia. «Se va enfriando el amor de la familia» No es culpa de ellos, es culpa de esta sociedad de consumo. La juventud es preciosa y la persona joven debe hacer sus cosas y marcar su camino en su juventud. Porque después que ya tenemos unos años es más difícil. El joven debe marcar su camino y después van a ser el espejo de los hijos y esos hijos van a seguir su camino si son bien enseñados y protegidos en el seno familiar. Tengo una familia muy linda, mis nietos ya están creciendo pero igual, cada vez que me ven vienen y me dan un abrazo, un beso y eso es importantísimo. Siempre hay que estar con ellos. Muchas veces fui a la escuela a enseñarles a hacer una cometa, a hacer alguna cosa porque hay que ser así. Si los hijos lo necesitan dondequiera que estén uno tiene que estar y ayudar y demostrar y ser ese espejo correcto de la vida, para sembrarles los valores más importantes que hay que tener. Porque no es tener cosas sino tener valores. Poder demostrar a cada persona que uno durante toda su vida estuvo en un camino correcto, no se desvió nunca ni se dejó llevar. |
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