Editorial Octubre 2012: Jóvenes en peligro.
Liber Trindade
 

«He decidido contarles mi historia sin fin». Amanda Todd, joven canadiense de quince años, colgó este video un mes antes de quitarse la vida. http://youtu.be/vOHXGNx-E7E (en inglés).

 

Cada día es único e irrepetible, a cada momento somos dueños de nuestro destino, es la forma como he encarado la vida y la que trato siempre de transmitir.

Esta editorial tiene un condimento especial, es la que da inicio a este nuevo año de Al día llegando a los hogares de miles de uruguayos. Ha llevado cientos de horas de esfuerzo llegar a este momento, pero lo disfrutamos al máximo, porque es lo que nos retroalimenta para seguir adelante, buscando ser un poco mejores cada día.

Tal vez lo más importante para mí hoy es elegir muy bien el tema para estar acorde a la importancia de este momento, en especial porque es una oportunidad también única para meterme en cada hogar y buscar un momento de reflexión. Que el desarrollo de mis palabras dé la pauta de la dimensión del tema que quiero abordar.

Quizás lo primero que deben saber quienes se suman a nuestra lectura es que soy un padre que daría hasta el último aliento por su familia, por mi esposa que en los próximos días podrá contar que lleva veinticuatro años a mi lado, pero en muchas ocasiones también atrás para empujar esta personalidad que ustedes pueden ver y juntos poder seguir disfrutando de estas dos mujercitas que tenemos en casa, con sus dieciséis años y medio, que le dan sentido a nuestras vidas.

Hace pocos días tuve la gran oportunidad de conducir el programa de radio Estado de situación, por CX 40 Radio Fénix 1330 AM, junto a mis hijas, habiendo hecho ellas toda la coordinación, la promoción del tema y del invitado que participó en el desarrollo del programa.

El tema fue el bullying y el invitado, Fabricio Chaves, participante de Gran Hermano 2012, quien gentilmente accedió a sumarse para hablar largo y tendido, mostrando una calidad y calidez humana muy destacables, con una gran sencillez para un muchacho de veintidós años al que perfectamente se le podrían haber subido los pajaritos a la cabeza luego de tanta exposición en los medios. (Pueden ver el programa en YouTube accediendo a los siguientes enlaces: http://bit.ly/RTY46q, http://bit.ly/RGiT8l y http://bit.ly/QsAoo8).

La palabra bullying tal vez no les diga nada, tal vez «acoso escolar» les suene más, el tema es que ya no podemos esperar para meternos de lleno a tratar la situación que en silencio sufren miles de niños y adolescentes en nuestro país y más aún debemos exigir que nuestro sistema político legisle sobre la forma de advertir a tiempo sus señales, trabajar en la contención y las sanciones para quienes ejercen este tipo de violencia.

Pero lo inmediato es que cada padre, cada abuelo, cada hermano, cada amigo, cada maestro, cada profesor sepa a qué se enfrentan los niños y adolescentes en este mundo actual en el que la tecnología ha traído grandes avances, pero en el que las redes usadas de mala manera pueden causar un mal irreparable.

Es importante comprender que los valores de nuestra sociedad han cambiado dramáticamente, que los hogares se han desmembrado, que lo raro es ver niños que tengan a sus padres viviendo bajo un mismo techo, que cada día están menos horas con ellos porque deben trabajar más horas, porque impuestos injustos como el IRPF les quitan horas con su familia, entre otras tantas variables económicas, a las que se suman las propias debilidades humanas, de no poner a tiempo en la balanza lo que nos debe mantener fuertes, unidos, la familia.

Es importante también comprender que todo lo que somos lo hemos creado en parte con la concepción machista de nuestra sociedad, donde al nene se lo educa para acostarse con cuanta gurisa se le cruce, un mensaje escondido de jorobale la vida a cuanta gurisa puedas, cosa de ser bien macho, y a las nenas se las ha educado para que no se acuesten con nadie para que no sean vistas como unas locas.

Ese discurso funcionó bastante bien en una sociedad hipócrita, donde se tapó durante décadas la realidad y aun con familias supuestamente bien constituidas el sufrimiento se dio en un ámbito más restringido.

Recuerdo que a mis quince años, en soledad y con las necesidades básicas apenas cubiertas, me aferraba a mis contactos por correspondencia, en aquella linda aventura que era ser fans de Musicalísimo de Radio Oriental, a través del cual me carteaba con más de ochenta chiquilinas de todo el país y de Argentina. A pesar de mi corta edad me convertí en el consejero de muchas a las que agobiaban sus problemas y a pesar de mi situación siempre sentía que debía tener una palabra de aliento, un consejo para dar, un camino para mostrar, y viendo la fragilidad cerca, jamás aprovecharme de ella, aun recibiendo las críticas de muchos «amigos» por no aprovechar la ocasión para acostarme con ellas, pero siempre tuve claro que ya bastantes problemas tenían como para yo jorobarles más aún sus vidas.

En este camino hasta nuestro 2012 los problemas se han ido agudizando. Para muchos la vida de los demás ya no vale nada, ni siquiera titubean a la hora de gatillar y es lo que sale en la prensa, pero por cada caso de estos son miles los que no titubean en apretar una tecla para insultar, para incentivar agresiones, para ser cómplices en el acoso de personas que por distintos motivos están en una situación de debilidad.

Esto corta transversalmente a nuestra sociedad, no importa cuánta plata se tenga, a veces si se quiere es peor, porque la plata paga la impunidad. He sabido de casos en colegios privados muy caros de niños que agreden a otros colocándoles la cabeza en el inodoro y tirando de la cisterna, o de otro caso que me refirieron de un niño que por ser de rasgos asiáticos sufre de acoso y tuvo que terminar caminando sobre un techo de fibra de vidrio para poder rescatar su cartuchera.

Ya no hablamos simplemente de la tradicional morta, donde le pegaban a los varones en los testículos eventualmente, ahora el tema pasa además por el desgaste psicológico, ante la soledad del niño, ante su sufrimiento en silencio.

Lo más alarmante de esto es que están todos los gurises expuestos y solo los que estén atentos en su entorno lo pueden advertir a tiempo. Las conductas de estos niños cambia lentamente, a veces en forma casi imperceptible, se alejan, se aíslan, dejan de comer, de desayunar, comienzan a perder peso y a esconder su silueta, por eso es responsabilidad de todos estar atentos a estas señales, porque una vida está en riesgo.

Tal vez ser padre de adolescentes te hace ver la realidad de forma más directa, que te despierten tus hijas a las dos de la mañana porque una de sus amigas se quiere suicidar, que se quiere ahorcar, te estremece, te hace hablar con sus padres para que comprendan la situación, para hacerles ver la necesidad de sus hijos que ellos no pueden ver.

Lo triste en todo esto es que nuestra educación se nos ha caído a pedazos, no importa si es pública o privada, en muchos casos la visión que tienen los gurises es que no les aporta nada, no les da contención, no toma medidas cuando sabe de estos casos, en que hay alumnos que solo hostigan a otros y el circuito sigue creciendo en agresividad.

Ya no es necesario ser gordo o ser un cuatro ojos por usar lentes para ser motivo de agresiones, hoy cualquier hijo que salga con sus padres, que converse con ellos, que no fume o no tome alcohol se convierte en objetivo de agresiones, haber sido agraciado por la naturaleza con un poco de más facha también resulta perjudicial.

No es sencillo el tema, está muy metido en nuestra sociedad, pero este tipo de cosas deben tener punto final y está en todos nosotros trabajar para mejorar la calidad de vida de nuestras nuevas generaciones.

Tal vez mucho de lo que he tratado de describir no logre conmoverlos, porque los problemas es más fácil no querer verlos, pero les quiero pedir un rato más de su atención para que lean el relato de una jovencita de quince años que se quitó la vida hace pocos días en Canadá. En un video ella va contando su historia mostrando a la cámara pequeños carteles, sin pronunciar una palabra. (Lo pueden ver en http://youtu.be/vOHXGNx-E7E [en inglés]).

 
 

«¡Hola! He decidido contarles mi historia sin fin. En séptimo grado me veía con amigos por cámara web. Conocía y hablaba con gente nueva. Me decían estás impresionante, sos hermosa, perfecta. Querían que me sacara fotos, así que me las saqué... Un año después recibí un mensaje en Facebook de él... No sabía cómo me conocía. Me dijo: “Si no me hacés un show, les mando [las fotos de] tus pechos a todos”. Sabía mi dirección, mi liceo y los nombres de mis parientes, mis amigos y mi familia. En las vacaciones de Navidad me golpean la puerta a las cuatro de la mañana... Era la policía. Mi foto había sido enviada a todo el mundo. Me puse muy enferma, me entró ansiedad, depresión severa y ataques de pánico. Me mudé y me metí en las drogas y el alcohol. Mi ansiedad empeoró... No podía salir. Pasó un año y el tipo apareció otra vez entre mi nueva lista de amigos y compañeros. Pero ahora había hecho una página en Facebook: mis pechos eran su foto de perfil. Lloraba todas las noches, perdí todos mis amigos y el respeto que la gente me tenía... otra vez. No le caía bien a nadie, me insultaban, me juzgaban... Nunca pude recuperar esa foto, estará ahí afuera para siempre. Me empecé a cortar y me prometía a mí misma que no lo volvería a hacer... No tenía ningún amigo y me sentaba sola a la hora del almuerzo. Así que me cambié de liceo otra vez. Todo iba un poco mejor, aunque me seguía sentando sola a la hora del almuerzo, en la biblioteca, todos los días. Después de un mes empecé a hablar con un viejo amigo. Al cuarto mensaje de texto me empezó a decir que yo le gustaba... Me engañó. Tenía novia, pero me dijo “vení a casa, mi novia está de vacaciones”. Así que fui... Gran error. Se acostó conmigo. Pensé que yo le gustaba. Un mes después me llega un mensaje: “Salí del liceo”. Apareció su novia y otras quince personas, incluyéndolo a él. La novia y dos más me dijeron “mirá a tu alrededor, no le caés bien a nadie”, delante de mis nuevos compañeros (unas cincuenta personas). Uno le gritó “pegale de una vez”. Así que ella lo hizo: me tiró al piso y me pegó varias veces. La gente lo filmaba. Me dejaron sola, tirada en el piso. Me sentí como parte de una broma en este mundo. Pensé que nadie se merece algo así. Estaba sola. Mentí y dije que todo era mi culpa, que eran ideas mías. No quería que él saliera perjudicado, pensé que yo realmente le gustaba, pero él solo quería sexo. Alguien gritó “pegale ya”. Los profesores vinieron corriendo pero yo fui y me tiré en una cuneta, hasta que mi padre me encontró. Me quería morir. Cuando me llevó a casa, tomé lavandina... Me mató por dentro y sentí que de verdad me estaba muriendo. Vino la ambulancia y me llevó al hospital y me hicieron un lavado de estómago. Después de que volví a casa todo lo que vi en Facebook era: “Se lo merecía”, “¿te lavaste el barro del pelo?”, “ojalá esté muerta”. A nadie le importaba... Me mudé a otra ciudad, a lo de mi madre. Otro liceo. No quería hacer la denuncia porque quería seguir adelante. Han pasado seis meses... La gente sigue publicando fotos de lavandinas y cunetas, etiquetándome, diciendo que lo estaba haciendo mejor, que “debería probar una lavandina diferente”, “espero que esta vez se muera y no sea tan estúpida”. Dicen “espero que vea esto y se suicide”. ¿Por qué me hacen esto? Estoy hecha un desastre, ¿por qué siguen con esto? Dejé la ciudad, ahora lloro constantemente... Todos los días pienso ¿por qué estoy acá todavía? Mi ansiedad es horrible ahora... Este verano no salí nunca. Todo lo de mi pasado... La vida nunca va a mejorar. No puedo ir al liceo, conocer o estar con gente... Me corto constantemente. Estoy realmente deprimida. Estoy con antidepresivos y en terapia desde hace un mes. Este verano tuve una sobredosis. Estuve dos días en el hospital. Estoy atorada. ¿Qué queda de mí ahora? Esto no para. No tengo a nadie... Necesito a alguien. Mi nombre es Amanda Todd».

Amanda colgó el video poco más de un mes antes de suicidarse, un claro pedido de auxilio, quizá la ayuda no llegó por ese concepto generalizado de «no te metas, es cosa de chiquilines, que se arreglen solos».

Los gurises, mis hijos, tus hijos, tus nietos, tus amigos, tus alumnos, tienen distintas formas de gritar en silencio lo que les está pasando, no seamos más responsables de tanta desatención, de tanta irresponsabilidad, esta realidad no te va a preguntar si tenés para comer o si vivís nadando en plata, simplemente te los va a arrebatar de tus brazos.

Este es mi compromiso sincero, el compromiso de Al día, por arriba de cualquier compromiso político, dar todo el tiempo, todo el espacio para generar una mejor sociedad, espacios de reflexión y contención para quienes necesitan que los orientemos, que les mostremos el camino, porque si estamos donde estamos y creemos que salimos adelante, es porque siempre hubo un referente a quien seguir, cada vez que estoy con los amigos de mis hijas les demuestro que cuido de ellos como si fueran mis propios hijos, porque no es ni más ni menos que lo que esperaría de otro padre para con mis hijas.

Es mi responsabilidad mostrarles el camino, es mi responsabilidad estar siempre al día.

Gracias a todos por este año increíble.

Liber Trindade

 
 
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